Custodio Ortiz Monsalve, de 66 años, fue un gran líder cafetero en Charalá. Toda su vida la dedicó al cultivo en su finca de la vereda La Laguna.
Todos días cabalgaba en su ‘compañero fiel’, un cuadrúpedo que nació en su finca y que según cuentan sus familiares adoraba.
“Hasta al pueblo se iba montando en el animalito”, dijo Carmen Ortiz, una de sus hijas.
El miércoles pasado Custodio cayó con su caballo a una zanja, después de que el equino metiera una de sus patas entre varios por el camino. Ninguno de los dos sobrevivió al golpe, murieron de manera instantánea.
Un sobrino lo encontró
Custodio salió ese día las 9:00 de la mañana a llevarle sal al ganado. Siempre le avisaba a su esposa Elisa Solano para dónde iba y cuánto se demoraba.
“Ya eran las 11:00 y no aparecía, pensamos que se había ido a comprar pasto, pero se nos hizo raro que no contestara. Salimos a buscarlo y como a la 1:00 de la tarde un sobrino lo encontró junto al caballo, quedó destrozado”, relató Carmen, inconsolable, sumida en llanto.
Ortiz Monsalve siempre fue entregado a su hogar. Con Elisa y sus cuatro hijos trabajaban en la finca que era prácticamente una empresa familiar.
Tenía 12 nietos, todos eran la ‘luz de sus ojos’, los criaba como si fueran sus propios hijos.
Custodio nació en San Gil, pero su tierra siempre fue Charalá. Por eso su familia le cumplió un deseo que siempre les manifestó en vida, en llegado caso de fallecer.
“Siempre decía que si le pasaba algo, dejáramos que sus amigos agricultores de Charalá se despidieran de él. Así lo hicimos, le cumplimos el deseo a nuestro papito, era muy querido por todos”, expresó Carmen.
