Para los seres queridos de Carlos Augusto Ruiz Jaimes ninguna pena será suficiente para pagar su muerte.
Él fue asesinado de manera vil el lunes 3 de enero en la vía que conduce de Girón a Floridablanca y todo por robarle su motocicleta.
Carlos Luis Bernal Molinares, el presunto homicida, fue capturado tres días después en el barrio Villa de los Caballeros en Girón luego de una intensa labor de los investigadores de la Sijin. Las pruebas recopiladas fueron suficientes para condenar a este hombre a 23 años de prisión por el crimen que generó rechazo entre la ciudadanía. A Carlos Augusto Ruiz Jaimes le robaron la ‘vida’ de un disparo.
Crimen repudiable
‘Caliche’, como lo llamaban en confianza, pretendía regresar a casa en el barrio La Cumbre luego de una jornada laboral en la empresa Mac Pollo, el lunes a las 10:40 p. m.
Había abordado su Yamaha DT con placa GLA-46A, sin sospechar que su máquina sería la ‘tentación’ para que asesinos le arrebataran su existencia.
Un amigo motorizado lo acompañaba en su ruta, pero al parecer se adelantó varios metros mientras Ruiz Jaimes desaceleró para echarse la bendición frente a los Jardines de Tierra Santa. Fue la última vez que lo hizo. Cuando retomó camino y entraba a la glorieta de Makro, de la nada dos desconocidos lo alcanzaron veloces en una Auteco 125 con placas LNJ-98F, para atacarlo sin pronunciar palabra.
Una bala habría entrado por su costado, cruzando entre las costillas y tumbándolo al asfalto en segundos.
Lo vieron caer y entre su casco se notaban respiraciones agónicas, pero los delincuentes no repararon en eso y como si nada hurtaron la moto de ‘Caliche’, escapando hacia Girón.
Su amigo alcanzó a percatarse del crimen. Angustiado observó a la víctima en el suelo agonizando. Pese al esfuerzo que hicieron por salvarlo, fue imposible.
‘Les pisaron los talones’
En medio del caos, un taxista captó la huida de los homicidas, persiguiéndolos hasta el sector de las bodegas de San Jorge, donde se saltaron el separador central.
El indicio fue útil para los policías, que en la agitada persecución les siguieron el rastro por la vía nueva del barrio Villamil y luego hacia el barrio Valle de los Caballeros.
Pero ahí los fugitivos encontraron una zona llena de maleza y oscuridad, en la que escondieron las evidencias.
En una especie de barranco dejaron ambas motocicletas y los cascos para escabullirse a pie.
Aunque trataron de evadir la justicia, Carlos Luis Bernal Molinares no lo logró y tres días después fue capturado.