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La historia del taxista hipnotista que recorre las calles de Bucaramanga

Este ‘amarillo’, de más de 50 años, contó que fue a la mismísima Argentina a estudiar la disciplina de la hipnosis clínica. Sin embargo, aclaró que por su vejez no pudo conseguir empleo en su profesión.

Por más de 15 años, Didimon Peregrino Chitiva ha ‘tirado volante’ por las calles de más de tres ciudades: Bogotá, Quibdó y Bucaramanga. Ser taxista fue la profesión que eligió al darse cuenta que por su tercera edad, el ‘Estado’, como él lo nombra le negó la posibilidad de ser hipnotista médico.

Sí. Este ‘amarillo’, de más de 50 años, contó que fue a la mismísima Argentina a estudiar la disciplina de la hipnosis clínica.

“Yo me capacité en hipnosis en ese país, con el fin de ayudarles a las personas a dejar de sentir dolores, enfermedades e incluso adicciones”, contó el taxista.

De hecho comentó un caso en particular que lo sigue sorprendiendo que fue cuando, a través de una sesión, pudo aliviar el dolor de un hombro de una señora que llevaba meses sin poder moverlo con normalidad.

“Ese día le dije a la paciente, voy a contar de tres a uno, y cuando yo diga uno, a partir de ese momento moverá sus brazos, sin sentir ningún dolor y subirá las extremidades”, relató.

En ese instante esta paciente entró en un sueño profundo, como él le dice, y a los 15 minutos de este hecho, él le ordenó despertar sin ninguna dolencia, dándole un mandato a su mente de eliminar la sensación de pesadez y así fue. Al terminar el conteo de tres a uno, la mujer despertó.

“Esa señora pegó un grito, de alivio, estaba totalmente curada de ese mal de tendones”, agregó el taxista.Asegura que la mayoría de enfermedades se originan cuando las personas atraviesan momentos de angustias y el cuerpo recibe esa energía.

Para Didimon su origen chocoano es tan importante, que a todo el que se suba al taxi, se lo cuenta. Sin embargo, se ha enamorado de Bucaramanga y gran parte de su vida la ha pasado acá, por lo que se declara amante de la ciudad bonita y sus calles.

Didimon es de origen chocoano, y llegó a Bucaramanga por brindarle una buena educación a sus tres hijas y por la tranquilidad.

Al hacer la pregunta comodín, esa que dice: ¿cómo va el ‘camello’?, el taxista afirmó que este oficio cada vez es más difícil, principalmente por la informalidad que se ha tomado el transporte de la ciudad.

“Ha empeorado, porque hay demasiadas ofertas ilegales. Yo sé que todos necesitamos sostener un hogar, pero ya hay cinco plataformas operando, aparte de los mototaxistas”, agregó Chitiva.

Para este hombre, la situación empeorará porque el ciudadano ha respondido bien a la oferta de la ilegalidad, lo que le resta trabajo a los taxistas. “Los pasajeros de hoy en día patrocinan lo ilegal, por la pura necesidad, pueden conseguir una carrera hasta en 3.000 pesos”, agregó.

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