En ese momento no tenía a nadie a quien acudir. No supo que más hacer.
Desde Bucaramanga, el amigo de la niña contactó a su madre para contarle del mensaje y que podría estar en peligro.
Los familiares de la menor, quien residía en la vereda La Sardina de Cáchira, Norte de Santander, de inmediato salieron en su búsqueda.
Dieron aviso a vecinos, toda la comunidad se sumó para ayudar a encontrarla. Entre todos se conocen y se cuidan.
En el sector de La Unión acorralaron al sujeto. Al verse rodeado el tipo no tuvo de otra que confesar su macabro crimen. Les dijo que la había violado, la apuñaló y luego la lanzó al río.
La rabia y la impotencia llenó de furia a los pobladores. Aunque la Policía lo capturó, quisieron tomar justicia por mano propia. Con piedras, palos y machetes, lo atacaron hasta verlo muerto.
El bolso de la niña fue encontrado en la vereda Los Alpes. Esa fue la primera pista para empezar a buscarla cerca al río Cáchira. Finalmente vieron su cuerpo tendido bocarriba sobre unas piedras en medio de la corriente. La rescataron y la llevaron al camino veredal para que las autoridades realizaran el levantamiento.
“Mátenme que yo quiero irme con ella”, gritaba desconsolada la madre de la niña mientras abrazaba el cadáver. No la quería soltar, su corazón de madre se negaba a aceptarlo. Había silencio absoluto, los presentes agachaban la cabeza, respetaban el desgarrador dolor, lo sentían como propio.
Ya estaba por graduarse, quería estudiar psicología
La adolescente era la mayor de tres hijos. Estudiaba en el colegio San Francisco de Asís del corregimiento Barrio Nuevo del municipio de El Playón, Santander.
Madrugaba todos los días para estar lista a las 5:00 de la mañana, se ponía sus botas pantaneras y caminaba cerca de 40 minutos hasta llegar al lugar donde la recogía el bus para llevarla al centro educativo. Al llegar, sacaba los zapatos que llevaba en su bolso, se quitaba las botas sucias de lodo y tierra. El cansancio de su larga caminata valía la pena, era muy entregada al estudio.
Lea también: En Piedecuesta, mataron a Carlos León por pedir que dejaran de molestar a su burro.
“Era una niña muy juiciosa, muy inteligente, quería estudiar psicología o filosofía. Esta noticia nos destroza a todos como familia, nos la quitaron”, contó un familiar de la víctima.
“Rechazamos la justicia por mano propia”
“La familia y una turba salen búsqueda de la persona que aparece en las fotografías, la sacan de una finca y empiezan a agredirla y la van llevando hacia el municipio con el fin de lincharla. La Policía se traslada al sitio, les quita a esa persona extranjera de 55 años, la lleva a la Estación de Policía con el fin de que se a judicializada.
La turba llega a la Estación para hacer una asonada. Se toma la decisión de sacar al sujeto en un vehículo particular evitando que lo agredan, estando en ese procedimiento es atravesado un camión que evita que los policías salgan del sitio. Agredieron a los policías y al capturado. El Alcalde y la Personera trataron de mediar para que la persona fuera llevada a un centro médico. Rechazamos el abuso de la niña y la justicia por mano propia”, fueron las declaraciones del Coronel Carlos Martínez, comandante del Departamento de Policía Norte de Santander.