El tiempo se ha convertido en el peor ‘enemigo’ para la familia Ayala Cala. Han pasado casi dos años desde que secuestraron, asesinaron y enterraron a Nicolás, su hijo mayor, quien tan solo tenía 20 años.
El hecho estremeció a la población de Lebrija, de donde era oriundo y vivía con sus padres y su hermana menor. Sus allegados esperan que se haga justicia y que los responsables de cometer este vil crimen respondan por el daño que causaron. Y aunque saben que nada les regresará a Nicolás esperan que este sea condenado. Temen que los capturados queden libres por vencimiento de términos.
En la mente de sus seres queridos permanecerá por siempre la imagen de ese joven servicial, alegre y dispuesto a ayudar a toda su familia. “Él era el mayor de los sobrinos varones. Enseñó a sus primos menores a nadar, a montar bicicleta, a manejar motocarro. A los nonos los llevaba a las citas médicas. Era nuestro todo”, manifestaron sus allegados.
En ese momento, el joven estudiaba Mecatrónica, pues su pasión eran los motores. “Soñaba con transformarlos, mejorarlos. Siempre fue un buen hijo, criado en una finca humilde”.
El dolor de la pérdida
La pesadilla para esta familia comenzó el 18 de agosto de 2020 cuando se reportó la desaparición del Nicolás Ayala. Interceptaciones de llamadas telefónicas, controles técnicos y otras actividades judiciales adelantadas durante 2 meses, permitieron a las autoridades establecer la identidad y el paradero de dos sujetos que participaron en el secuestro y asesinato de Nicolás Ayala, por quien pedían $120 millones de rescate.
Uno de esos bandidos, precisamente, llevó a las autoridades a la fosa donde lo habían enterrado.
La Policía afirmó en ese entonces que se trataba de personas que conocían bien el entorno familiar de Nicolás.
Los detenidos fueron identificados como Ricardo Jaimes Garavito de 40 años y Yesid Daniel Sanabria Jaimes de 24, capturados en Girón y La Fortuna.
Ricardo ya había sido condenado en el 2004 por concierto para delinquir, secuestro simple y acceso carnal violento, por lo que purgó 8 años en la cárcel de Palogordo, Girón.
“Después de que el Juez de Control de Garantías conociera todas las pruebas, no tuvo duda de enviar de nuevo a prisión a estas dos personas por secuestro extorsivo agravado.
“Uno de ellos dijo ante el fiscal del caso y su abogado defensor, que colaboraría para ayudar a esclarecer este hecho” explicó el brigadier general Luis García, comandante de la Mebuc, en ese momento.
Les dijo a las autoridades en qué lugar pasó Nicolás sus últimos días de cautiverio y dónde se encontraba enterrado el cuerpo.
Así, en un gran operativo, la Policía llegó al sitio donde efectivamente lo encontraron, el 17 de octubre de 2020.