Aunque nació en Bucaramanga, esta mujer afirma ser una piedecuestana de corazón, ya que en este municipio aprendió a tejer con la técnica de crochet de esa misma manera comenzó a ganar dinero con sus creaciones, que para la época fascinaban a la comunidad.
Algunos años atrás Hernández pasaba una dura situación en su vida, ya que no encontraba trabajo, y como no hay que por bien no venga, empezó a tejer sandalias para vender y así poder pagar una academia en donde le enseñaban a hacer bordados.
“Cuando ya aprendí a hacer el bordado volví con mi tejido de crochet, porque eso no se puede olvidar”, indicó la artesana.
A sus 62 años la tejedora afirma que diariamente se motiva con su trabajo, que este aún la apasiona y sobre todo, que la enorgullece. Otra de sus motivaciones es aportar un ‘granito de arena’ a la economía de su familia, ya que ella agradece que su labor le ha permitido estar pendiente de sus hijos y ayudar a su esposo, o como ella lo llama ‘El Patrón’.
“Mis productos son excelentes, en cuanto al tejido y bordado sigo usando técnicas ancestrales. Esto no pasa de moda, ha existido toda la vida, entre más tejo y bordo, me encanta más”, manifestó Hernández.
Entre los productos que fabrica esta artesana se encuentran sandalias con suela de fique, bisutería, mochilas, muñecas tejidas en crochet. También vende cuadros bordados, los cuales realiza con una máquina antigua.
Martha también borda a mano vestidos de cóctel y trajes para mariachis, sus diseños son únicos y respetan las técnicas de sus ancestros.
¿Dónde la pueden encontrar?
Esta mujer ofrece sus productos los fines de semana y los días festivos en la muestra artesanal que se ubica en el tercer piso del Centro Comercial Delacuesta, allí vende a buenos precios, mientras que le transmite al público su amor por el arte.
Como muchos de los artesanos del municipio, Martha quiere conservar la esencia de sus tejidos y llevarlos a otro nivel, para que sean conocidos a lo largo de todo el territorio santandereano.