La atención mundial está centrada en lo que pueda pasar entre Ucrania y Rusia, dos antiguas repúblicas soviéticas. Conforme pasan los días, Europa del Este está a las puertas de una guerra.
Las tensiones militares entre estos países están su punto más alto, en medio de esfuerzos diplomáticos, llamados y advertencias por parte de la comunidad internacional de evitar a toda costa una confrontación armada.
El despliegue de al menos 100.000 soldados rusos cerca de la frontera ucraniana, ha reavivado las tensiones en este país, que 30 años después de su independencia, sigue siendo escenario de tensiones con el Kremlin.
Para entender esta escalada de tensiones entre Ucrania y Rusia, es importante conocer el origen y el contexto de esta crisis que tiene en vilo la estabilidad mundial. A continuación le explicamos en detalle.
¿Por qué a Rusia le interesa lo que ocurre en Ucrania?
Ucrania es crucial para Rusia por una serie de factores de índole histórico y cultural. El nacimiento de Rusia y Ucrania se sitúa hace 1.200 años en la Rus de Kiev.
Esta federación de tribus eslavas dominó el noreste de Europa durante la Edad Media y tenía su epicentro la capital ucraniana. Kiev. Por esta razón, los rusos consideran que Ucrania hace “naturalmente” parte de ellos, y que ambos países comparten un origen y una identidad.
¿Qué otros aspectos pesan en su relación?
Otro elemento relevante es la demografía de Ucrania: un 17% de la población del país se identifica con la etnia rusa y casi un tercio habla ruso como lengua nativa. De hecho, el 90% de la población ucraniana es bilingüe y alrededor del 30% considera que el ruso es su lengua materna. Se estima que “entre el 60% y el 70% de la población ucraniana utiliza el ruso en la vida cotidiana, en la universidad, en las empresas, en el Ejército, etc”.
Además, existe un amplio respaldo a la política nacionalista del presidente Vladímir Putin al interior de Rusia, su popularidad nunca fue tan alta como después de la anexión de Crimea en 2014.
¿Cuál es la génesis de la crisis?
Las tensiones se remontan a finales de 2013 por un histórico acuerdo político y comercial con la Unión Europea, UE. El entonces presidente Víktor Yanukóvich, suspendió las negociaciones, al parecer por presión de Moscú, lo cual generó un año después protestas violentas en Kiev, bautizadas la “revolución naranja”.
Además se revirtió la victoria de Yanukóvich en las elecciones, y se declaró vencedor al proeuropeo Yushchenko. Al no reconocer el nuevo Gobierno ucraniano, Rusia decidió invadir en 2014 el país y ocupar Crimea. Cuando se formó la Unión Soviética en 1922, Crimea fue establecida como una república autónoma, que en 1954 se integró a Ucrania.
¿Qué pasa con Crimea y otras regiones separatistas?
Crimea es una península de dos millones de habitantes, al norte del Mar Negro. Está en una situación geopolítica estratégica y tiene destinos turísticos que congregan a millones de visitantes cada año.
Después de la “revolución naranja” en 2014, Crimea declaró su independencia tras un referendo. Y ese mismo año, Putin anunció la anexión de facto de Crimea a la Federación de Rusia.
La revolución de 2014 también provocó una guerra civil en la región del Donbás, donde separatistas luchan contra el Ejército ucraniano.
Donetsk y Lugansk son dos provincias que forman el territorio prorruso del Donbás. El conflicto en estos seudoestados ha dejado más de 13,000 muertos y 1,5 millones de desplazados. Aunque los acuerdos de Minsk trajeron cierta estabilidad, la tensión sigue vigente en estas zonas.
¿Qué papel ha jugado el Kremlin en estas zonas?
Putin busca aumentar su influencia en las regiones separatistas de Ucrania. Incluso, el rublo ruso ya es la moneda local. El Kremlin también entregó 600.000 pasaportes rusos a los dos millones de habitantes de estas zonas.
¿Cuál sería el impacto económico de una guerra?
Los expertos advierten que se dispararía el precio mundial del petróleo, el gas y otras materias primas, lo que agravaría la inflación y pondría a los bancos centrales en una situación más compleja en medio de la pandemia del COVID-19.
Adicional a ello, más del 30% del gas natural que Rusia transporta hacia la Unión Europea, pasa por Ucrania, lo que significa que un eventual corte del suministro pondría en jaque el costo de vida de los ciudadanos.
¿Qué pide Putin para desescalar la tensión?
Putin ha acusado a la Otan de aumentar su presencia militar y desplegar armamento en países vecinos, entre ellos Lituania, Letonia, Estonia, Bulgaria, Rumanía y Polonia, miembros de la Otan. Una de sus demandas es que Occidente deje de enviar armamento a estas naciones.
Rusia niega tener planes de invadir Ucrania y exige garantías de seguridad, incluyendo que Ucrania nunca será miembro de la Otan y que la Alianza Atlántica retire sus fuerzas a sus posiciones de 1997, en el Este de Europa.
¿Cuál es la posición de la Otan, la UE y EE.UU.?
La Otan afirma que no puede cumplir las demandas rusas, y tampoco puede negar el ingreso de Ucrania porque va en contra de su Artículo 10.
Estados Unidos, por su parte, defiende la soberanía de los países de integrarse a la Otan, exige el retiro de los soldados rusos apostados en la frontera con Ucrania desde diciembre pasado, y ha advertido sobre sanciones contra Moscú si decide invadir a Ucrania, así como un aumento de los despliegues de tropas de la Otan en la zona. La misma posición comparte la UE.
¿Cómo afectaría a Colombia y América Latina una posible incursión armada?
Traería efectos sobre los alimentos, los fertilizantes, el petróleo, y un impacto en la geopolítca de Colombia, aliado político y mayor socio comercial de Washington.
La cercanía de Rusia con su aliado regional, Venezuela, también es objeto de inquietud. Estados Unidos lo sabe y ya dijo que evitará cualquier acción por parte de Rusia de desestabilizar o llevar el conflicto de Ucrania a Latinoamérica.
