Los cuerpos de Baudelio Rodríguez Quiroga y de María Elvira Alfonso Mendoza quedaron a pocos metros de distancia y a un costado del comedor familiar en el que durante años compartieron cenas al lado de sus hijos. El lago hemático que invadía la zona social de la vivienda de esta pareja de esposos daba cuenta de la tragedia que había ocurrido minutos antes en este lugar, donde a María Elvira su esposo la asesinó y luego se quitó la vida.
Al lado de los cadáveres de la pareja de esposos, quienes tenían cada uno 50 años, fue hallado un revólver plateado con el que se perpetraron ambas muertes. Según las versiones oficiales que se pudieron conocer por parte de las autoridades, Baudelio accionó el arma en contra de su esposa y luego se quitó la vida.
Los habitantes del conjunto residencial en donde vivía la pareja y se presentó la tragedia no salen del asombro por lo ocurrido, ya que todos describían a la pareja como dos personas tranquilas que no tenían problemas con nadie ni habían protagonizado ninguna discusión.
“La verdad esto nos tomó por sorpresa porque no habíamos escuchado peleas entre ellos o malentendidos. Lo único que escuchamos anoche (el martes) fueron los disparos, dos no más, pero no pensamos que estuviera pasando semejante tragedia, hasta que llegó una familiar de ellos y salió gritando, pidiendo ayuda”, le manifestó ayer a Q’HUBO una residente de la zona.
Los mismos trabajadores y residentes del conjunto, ubicado en el barrio Los Pórticos (en Suba), fueron los que llamaron a las autoridades minutos después de que los cuerpos hubieran sido hallados la noche de este martes.
Su esposo la asesinó
María Elvira y Baudelio acostumbraban a llegar a su casa a eso de las 7 de la noche, pues salían a trabajar desde tempranas horas y la vivienda quedaba sola. Los años que esta pareja llevaba conviviendo eran la mitad de sus vidas y tenían tres hijos mayores de edad.
Dicen que en los últimos meses estaban teniendo problemas de pareja, pero nada que pudiera anunciar el plan que guardaba en su mente Baudelio y que con el paso de los días había sido alimentado por los sentimientos de rabia y rencor que venía cultivando contra su amada.
“Lo que la gente del barrio rumoraba era que el señor estaba celoso y que le había hecho reclamos a ella en varias oportunidades, pero al no ver una explicación que le diera tranquilidad, se llenó de ira y terminó consiguiendo ese revólver para asesinarla”, nos manifestó ayer alguien del barrio.
Todo parece indicar que Rodríguez Quiroga esperó a que su hija saliera un momento de la casa para poder entrar al conjunto, ubicado en la carrera 126 con calle 130, justo cuando María Elvira estaba sola y acababa de entrar a su hogar.
El hombre ingresó a la propiedad, le disparó en la cabeza a su mujer y luego se puso el arma en la sien. Apretó el gatillo y le puso fin también a su vida, dos minutos después de que le disparara a su gran amor.
