El hecho fue denunciado por el arquero titular del equipo, Juan Camilo Chaverra quien escribió en su cuenta de Twiter: “Impresentable lo que acaban de hacer unos hinchas desadaptados y delincuentes al meterse a nuestra sede, agredirnos y a robarnos nuestras pertenencias. Creo que los que nos quedamos y todos los compañeros que han llegado siempre queremos lo mejor para la institución y sus hinchas”, expresó.
De acuerdo con la información recopilada con testigos, sobre las 8:00 p.m. del viernes un grupo de sujetos llegó hasta la sede en varias motocicletas.
Estas personas procedieron a intimidar al vigilante, al que redujeron, e ingresaron a las instalaciones de Barlovento.
Una vez a dentro empezaron a partir vidrios y a robar las pertenencias de algunos jugadores a quienes incluso agredieron.
Q’hubo conoció que el jugador David Gómez fue agredido al igual que Rodin Quiñones. “Lamentable lo sucedido y creo que esto no son hinchas si no unos delincuentes. Nosotros como jugador siempre vamos a estar dispuestos a escucharlos, siempre y cuando lleguen con respeto y no como lo hicieron en la noche de hoy. Impresentable”, expreso Chaverra en otro trino.
Por el momento ni el equipo ni la Policía se han pronunciado al respecto.
Esta no es la primera agresión que sufre el equipo en los últimos días. El pasado 7 de diciembre un grupo de hombres en motocicleta atacaron las oficinas del Atlético Bucaramanga.
El hecho se registró en la sede ubicada en la carrera 14 con calle 33. El hecho quedó registrado por las cámaras de seguridad. En los videos se aprecia el momento en que con piedras destruyeron los ventanales de las oficinas del equipo de fútbol leopardo.
Se repite la historia
El 2 de abril de 2011 el Atlético Bucaramanga vivió una situación similar. Luego de las prácticas en el campo de juego, en el estadio Alfonso López, los futbolistas se encontraron a los hinchas enfurecidos, quienes además de hurtar carteras, celulares, pasaportes y toda clase de implementos deportivos, los amenazaron con cuchillos, machetes y picos de botellas.
En el camerino, los deportistas fueron encerrados y amilanados. Algunos intentaron defenderse, otros buscaron el diálogo para hacer entrar en razón a los atacantes que portaban camisetas del equipo. Como pudieron, los jugadores escaparon y corrieron a la cancha. Para su fortuna, allí se encontraban los escoltas de un jugador y estos detuvieron el ataque junto a un grupo de efectivos de la Policía Metropolitana de Bucaramanga.
Ante la reacción de los custodios, la mayoría de hinchas atacantes huyeron. Sólo nueve fueron conducidos por la Policía a la Estación del Norte a rendir descargos.