Según el amplio grupo de apicultores, el uso indiscriminado de agroquímicos ha causado la muerte de 176.000 colmenas, fenómeno que viene ocurriendo desde el año 2010.
Los demandantes buscan que por la muerte masiva de abejas, por el uso de los insecticidas, se declaren responsables conjuntamente a la Nación y las autoridades del sector agricultura y ambiente, por omitir la regulación estricta para el uso de los agroquímicos tales como Fipronil, Clorpirifós, Neonicotinoides y otros.
Con el fin de lograr la reparación por los perjuicios causados por estas muertes masiva, los apicultores reclaman el pago de 768.000 millones de pesos por parte del Estado.
Las razones
De acuerdo con estudios de laboratorio suministrados por los apicultores, la molécula que se ha encontrado con más frecuencia en las abejas muertas es Fipronil, el cual es un ingrediente presente en algunos agroquimicos y que tendría una relación directa probada entre su uso y la muerte masiva de abejas.
Según la demanda, actualmente en Colombia el uso de Fipronil está presente en más de 70 presentaciones comerciales para diferentes grupos de plagas y cultivos, pese a que el Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), en marzo de 2021, suspendió temporalmente el registro de los productos formulados que contengan este activo.
Y hasta la fecha, según denuncian, ningún apicultor ha sido indemnizado por la muerte masiva de abejas por el uso de Fipronil o cualquier otra de las moléculas evidenciadas por las pruebas de laboratorio.
Según lo señala Fabio Díaz Granados, presidente de la Federación Colombiana de Apicultores y Criadores de Abejas (Fedeabejas), a 2020 en el país existían 150.000 colmenas con una producción estimada de 4.000 toneladas de miel, lo que significa que la actividad humana de uso de PQUA es responsable de la pérdida de uno punto diecisiete (1.17) veces la capacidad instalada de la apicultura nacional.
En otras palabras, el impacto es tanto como que el país no tuviera una sola abeja (apis mellifera) durante 14 meses.
Adicionalmente, la demanda no solo busca proteger los derechos de los apicultores, sino también al goce de un ambiente sano para todos los colombianos, pues las abejas, además de garantizar una seguridad alimentaria, garantizan un equilibrio ecológico.
Según las cifras de la actividad apícola en Colombia, el país cuenta con alrededor de 3.000 apicultores con cerca de 130.000 colmenas, que producen alrededor de 3.800 toneladas de miel al año.