Con el ‘corazón en la mano’ quedaron decenas de padres de familia y residentes del barrio Lagos de Floridablanca cuando escucharon los disparos que provenían de uno de los escenarios más importantes del sector: la cancha de tierra de Lagos III etapa, utilizada además para los entrenamientos de varias escuelas de fútbol, principalmente de niños y adolescentes.
El escenario se convirtió en el “campo de batalla” de dos bandas delincuenciales que se habrían enfrentado sin importarles la presencia de jugadores. Por fortuna no hubo víctimas fatales ni heridos.
“Se escucharon como 10 tiros, todos salieron corriendo. Hubo mucho miedo, porque los niños que entrenan a esa hora en la cancha quedaron casi que en medio. Fue un momento terrible. Gracias a Dios no ocurrió nada, pero pudo ocurrir una tragedia”, manifestó uno testigos.
Aseguró que todos quedaron aterrorizados porque en la cancha nunca se había presentado un hecho similar y con más personas. Unos 150 niños jugaban. Los vecinos, así como los espectadores, no dudaron en acercarse para saber qué había pasado.
En medio del caos, un pequeño que entró en pánico y corrió despavorido por las escaleras se cayó. Todos pensaron que lo habían alcanzado las balas.
El ‘alma les volvió al cuerpo’ cuando se dieron cuenta que se trataba de una caída. Lo auxiliaron y lo retiraron.
Los pistoleros huyeron, al parecer, se escabulleron por la cañada. No los volvieron a ver.
La llegada de las autoridades hizo que retornara la calma. De la balacera, solo quedó el susto.