¿Cómo Pasó?
Cuando los residentes de aquella morada abrieron la puerta para atender al pequeño que llegó preguntando por hielo, Johan Sebastián junto con otros sujetos entraron con cuchillos y armas a desafiar a los hermanos a una sangrienta riña, pero uno de ellos también tenía su un arma de fuego y no dudó en usarlo.
Cuando tuvo oportunidad la desenfundó y jaló sin contemplación el gatillo.
Una de las balas impactó a Johan en el cuello dejándolo más muerto que vivo.
Osma Ropero, de 26 años, fue llevado al Hospital del Norte, pero no tuvo salvación. El balazo fue certero, letal, le comprometió la arteria.
Nadie se atrevió a salir
Eran las 9:40 a.m., cuando los habitantes del asentamiento quedaron aterrados por la cantidad de tiros que escucharon en el sector El Pizarro.
“Perdimos la cuenta de cuántos fueron. Al herido se lo llevaron en un carro, pero supimos que se murió”, comentaban varios miembros de una familia que permanecían sentados en el pasillo de su vivienda observando la llegada de las patrullas de la Policía y la Sijin.
Los agentes rodearon la casa de fachada de cemento y puerta metálica color café.
Esa fue la bandera para que decenas de curiosos pudieran acercarse para averiguar qué había ocurrido.
“Yo estaba del otro lado, pensé que era pólvora, pero cuando me asomé vi a varios pela’os que cogieron allá para la mata de limón (señalaba en dirección hacia el río de Oro que queda a metros de la cancha de tierra), algunos tenían revólveres.
“Iba a pasar y unos vecinos me dijeron que no lo hiciera, que eso estaba muy caliente”, comentó una habitante de la invasión.
Se entregaron
Según indicó la Policía, los presuntos agresores trataron de huir por los tejados pero ya los tenían rodeados.
Había suficiente fuerza de la Policía custodiando el área, así que sin remedio les tocó rendirse.
Fueron esposados y conducidos hasta la Estación de Policía del Centro, donde legalizaron las capturas.
El arma que usaron era más bien de tipo manual, sin proveedor, a la que deben colocarle cartucho por cartucho para poderla accionar.
Las autoridades la incautaron y será presentada como evidencia.
“No teníamos problemas con nadie”
Una camioneta de estacas se estacionó frente a la casa.
Una moto y dos televisores fue lo primero que subieron. La familia de los presuntos agresores no perdió tiempo. Desocuparon residencia casi de inmediato y se marcharon. “Apenas llevamos cuatro meses viviendo aquí. No teníamos problemas con nadie. Yo no estaba, me llamaron y me dijeron que me viniera rápido, que me iban a matar a mis hijos”, dijo la mujer.
¿Quién era Johan Osma?
Johan era oriundo de San Martín, Cesar. Algunos comentaron en el asentamiento que era conocido como “Tribilín” o “Tribi” y sabían que era hincha del Atlético Nacional.
Otros murmuraban que era consumidor de drogas.