Tanto, que dos sobrinos del sujeto decidieron cobrárselas.
Aunque pasaron algunos meses y Brayan evadía algún encuentro con quienes lo tenían sentenciado, el miércoles se le aparecieron cuando caminaba por las calles del barrio Villas de San Pedro.
Sabía que iban por él y con qué intención. Cuando vio que lo rodearían corrió para evitar que lo lincharan, pero finalmente lo acorralaron en la vereda Santa Bárbara.
Frente a la casa número cinco se le abalanzaron y le apuñalaron ambas piernas.
Cuando el ataque fue advertido y llamó la atención de varias personas horrorizadas ante la sangrienta escena, los ‘sobrinos’ escaparon.
Brayan quedó recostado en un andén.
Agonizaba, trataba de reaccionar pero no podía, solo se llevó sus manos hacia la cangurera que llevaba.
“¡Está vivo, está vivo!” gritó una mujer cuando llegaron varios agentes de la Policía quienes le sujetaron la cabeza para confirmar sus signos vitales.
Otra mujer les acercó una toalla para limpiarlo.
“Paren un taxi”, pidió uno de los uniformados pero ningún vehículo se detenía, nadie quería llevarlo.
Finalmente lograron trasladarlo hasta la Clínica Bucaramanga pero los intentos fueron fallidos, Brayan no sobrevivió.
La sarta de puñaladas en las extremidades habrían causado estragos en las arterias.
Era cuestión de minutos para que muriera desangrado…
Estaba metido en más problemas
Vivía en el barrio El Reposo desde pequeño. Estudió solo hasta noveno de bachillerato y luego tomó la ‘mala vida’. “Se la pasaba en las tiendas vendiéndoles droga a los viciosos.
Era compinche de un tipo conocido como “El Menor” quien surte droga por esta zona. Aquí se conoce a la familia del asesinado, son buenas personas pero el muchacho lamentablemente no tenía buenas referencias”, contó un habitante del barrio.
