No se sabe si fue un encuentro fortuito o pactaron lugar y hora para ultimar sus discordias, pero ambos se llevaban ‘la mala’ desde hacía tiempo, según contaron algunos de sus conocidos.
Hasta que se encontraron
“El Enano” departía con su parcero, Égdar Parra Reyes. Hacia las 6:40 cuando andaban por la calle 15B con 0w, se vieron frente a frente con alias el “Costeño”.
De los insultos no demoraron en pasar a los lances con puños.
El “Costeño” se enfrentó contra los dos, pero su intención no era perder esa pelea. Sacó un filoso cuchillo y, a traición, se lo clavó a Carlos en el costado derecho de la espalda.
Édgar se metió a defenderlo y también resultó herido.
Alias el “Costeño” se le abalanzó y le asestó el cuchillo con tanta saña que le quedó en el pecho. Cuando varias personas empezaron a agolparse, el “Costeño” emprendió la huida.
Carlos y Édgar fueron llevados al HIC de Piedecuesta. Aunque llegaron muy mal, lograron estabilizarlos.
A Édgar tuvieron que intervenirlo quirúrgicamente de inmediato para extraerle el puñal.
Carlos, sin embargo, se agravó. Pasadas las 9:40 de la noche los galenos confirmaron que había fallecido.
Mataron a otro de los Picó
Jackeline Flórez estaba en la iglesia cuando recibió la funesta noticia de que Carlos estaba en la clínica, agonizando. No alcanzó a llegar para despedirse de su hijo.
Hace cuatro meses tuvo que enterrar a Juan Felipe Pico Flórez, hermano menor de Carlos.
Felipe, de 24 años, fue acribillado con Fabio Misath la noche del 31 de mayo en la entrada a la vereda El Guamo.
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“Carlos era como un papá para Juan Felipe, trabajaban juntos, eran muy unidos. Lo mataron y eso le dolió mucho”, contó la mujer. El asesino de Felipe, alias “Calzones” ya está tras las rejas pagando. Ahora esperan que el homicida de Carlos sea capturado cuando antes. Tienen claro de quién se trata.
“Carlos y ese muchacho (“Costeño”), eran muy amigos y de un momento a otro se enemistaron. Todo por una discusión porque a mi hijo se le perdió la billetera”, contó Jackeline. Desde entonces Carlos y “Costeño” no se podían cruzar por el camino. El encuentro en Brisas II lo confirmó.
