Mientras la ciudadanía intentaba recuperar la tranquilidad luego de un sábado ‘sangriento’, en Piedecuesta fue reportado un nuevo enfrentamiento entre pandillas, donde Óscar Javier Vásquez Mogollón, alias ‘Cilindro’ fue herido a tiros. Ocurrió a las 7:15 de la noche, en el barrio San Carlos.
Los vecinos aseguran que ese sector se ha convertido en punto de encuentro de parches de los barrios San Francisco, Granadillo y San Juan.
“No es la primera vez que pasa. La situación se está poniendo fea. Cada fin de semana se citan para pelear. Necesitamos que la Policía ejerza más control”, manifestó uno de los residentes de la zona.
Aunque algunos aseguran que alias ‘Cilindro’ fue herido en una riña, otros dice que su agresor llegó en una motocicleta BWS color blanco y le disparó en varias oportunidades.
Aunque ‘Cilindro’ esquivó la mayoría de los tiros, uno lo impactó en el hombro derecho.
Sus amigos lo trasladaron hasta la Clínica de Piedecuesta, donde permanece con un diagnóstico aún alentador: no comprometió ningún órgano vital y sería dado de alta en las próximas horas.
Ola de crímenes
Nelson José Melgarejo Yapur, Júnior Stiven Vargas Ardila, Víctor Alfonso Godoy Caballero y Javier Julio Galvis no corrieron con la misma suerte. Fueron asesinados el sábado en la noche, en Bucaramanga y Piedecuesta. Por estos hechos hubo 3 capturados.
La muerte de Nelson, en el barrio Antonia Santos está bajo la ‘lupa’ de las autoridades. La versión de que se tratara de un ataque de sicarios cada vez toma más fuerza.
Temor en Betania
Luego de registrarse el homicidio de Javier Julio Galvis, en el norte de Bucaramanga, los residentes reiteraron la situación de inseguridad que viven a diario. “Pareciera que estuviéramos secuestrados, porque son constantes los enfrentamientos a tiros entre las pandillas de Betania 9 y 12. No podemos salir, nos toca escondernos”.
El asesinato de Javier sería por temas de droga. “Varios sujetos empezaron a disparar por todos lados. Fue terrible. Nos sentimos como abandonados y las ollas nos están ganando”.
Paredes y vidrios de las viviendas ‘dan fe’ de la bala que ‘corre’ en el barrio.
