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Padre e hijo murieron en cascadas de Florián

Según las versiones, el niño se acercó mucho al abismo y se deslizó, cayendo al agua, el papá en su intento por salvarlo se arrojó para sacarlo, y no pudieron tenerse. La corriente se los llevó.

Padre e hijo, un adulto de 37 y un menor de 8 años, cayeron al vacío en las famosas Ventanas de Tisquizoque, en Florián, Sur de Santander, ayer hacia el mediodía.
“Dos personas se resbalaron y cayeron al precipicio” informó un ciudadano a las autoridades. De inmediato Defensa Civil y el Cuerpo Técnico de Investigación acudieron al lugar con el fin de realizar las labores de acordonamiento, rescate y levantamiento.
Al llegar hallaron al adulto, identificado como Javier Ancisar, oriundo de Ibagué, quién quedó en la primera caída de la cascada a unos 58 metros de altura. Al cierre de la edición se desconocía si encontraron el cuerpo del menor.
Según las versiones, el niño se acercó mucho al abismo y se deslizó, cayendo al agua, el papá en su intento por salvarlo se arrojó para sacarlo, y no pudieron tenerse. La corriente se los llevó.
Según los habitantes de Florián, las víctimas residían en Bogotá. Habían llegado de Bogotá de visita donde unos familiares en la vereda El Gualilo.
En 2016 ocurrió un accidente similar, cuando maravillados por el bello paisaje de ‘Las Ventanas de Tisquizoque’, Miguel Ángel Leguizamón y Ricardo Augusto Sánchez, cayeron al vacío estrellando su humanidad contra las rocas.

Imponentes y peligrosas
Las Ventanas de Tisquizoque son una cueva de la cual se desprende una impresionante cascada de tres caídas. Esta tiene más de 300 metros y sus aguas provienen de la quebrada La Venta.
Angie González, una guía experta que conoce muy bien este sitio, afirma que es necesario informar y prevenir sobre lo sumamente peligrosa que es la cueva si no se accede con la orientación de alguien que sepa hasta qué punto se puede llegar. Dijo que allí los guías locales de Florián colocaron una cinta de peligro pero la gente no hace caso y cruza la barrera.
“Uno como guía sabe en qué punto la laja de la cueva se pone resbalosa. Hay que cuidar los pasos, incluso desde que se cruza el puente colgante para entrar a la caverna. La corriente de la quebrada que lleva hasta donde desemboca la cascada, es dura, no parece y la gente se confían, al caerse uno, claro, se lo lleva tal cual como un tobogán”
“Uno no se debe acercar a la parte donde ya empieza el hueco grande, esa zona hay que admirarla de lejos porque incluso hasta la brisa le puede jugar una mala jugada a uno y hacerlo resbalar.

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