El ciclismo es un deporte que saca lo mejor del atleta, no solo físicamente, sino mentalmente.
En una disciplina en la que, muchas veces, el rival es uno mismo y donde hay una lucha constante con los propios pensamientos.
En ocasiones, las piernas no dan más, pero el corazón y la mente consiguen lo que parece imposible.
En esa lucha por superarse así mismo, estuvieron más de 600 ciclistas, de todas las edades y niveles, durante el Picacho Challenge Vanguardia – ESSA, que se desarrolló este domingo 22 de septiembre.
Los más especialistas y entrenados buscaron llegar lo muy rápido a la meta, mientras que los menos avezados en la materia se la jugaron por coronar el mítico ascenso, que ha sido testigo de etapas en la Vuelta a Colombia.
En la categoría competitiva, fueron 80 exigentes kilómetros, donde los ciclistas no tuvieron respiro.
La prueba inició en el Parque de Floridablanca, tomó el Anillo Vial, luego la calle 45 y después emprendió el ascenso desde el Parque del Agua hasta El Picacho, que se ubica a más de 3.000 metros sobre el nivel del mar.
Cincuenta kilómetros de constante ascenso en los que, si se deja de pedalear, se va al piso y donde, además, hay tramos de una alta inclinación, especialmente luego de pasar La Corcova, en el kilómetro 25 de la vía a Cúcuta.
En ese tramo, a más a más de uno le dio la pálida, o lo que se llama en el ciclismo la ‘pájara’, pero pudieron más las ganas de cumplir el objetivo y llegar a la meta.
Los calambres también estuvieron en el orden del día y, aunque algunos renunciaron, fueron más los valientes que superaron sus propios límites.
El último kilómetro, seguramente, es el más difícil. La meta se ve tan cerca y hasta parece que el aliento se recupera, pero no, qué va, es extremadamente duro y hay que negociar, con las piernas, el corazón y la mente, las pedaladas finales.
Sin embargo, la satisfacción mayor fue llegar a la meta. El éxito, para unos, fue mejorar sus tiempos; para otros, ocupar los primeros lugares; y para otro nutrido grupo, llegar al destino, sin importar el tiempo.
Jhon Pico, ganador del Picacho Challenge
El piedecuestano Jhon Alexánder Pico, de 36 años, se convirtió en el vencedor de la prueba, al cumplir con el recorrido en aproximadamente dos horas y 58 minutos.
El experimentado pedalista, que en su momento compitió en la Vuelta a Colombia, corrió con mucha inteligencia y supo administrar las fuerzas para levantar los brazos en la meta.
El primer tramo de la carrera estuvo controlado, hasta empezar a subir la 45, que fue el momento donde empezaron los ataques.
Allí, Pico conservó la calma, se instaló en un buen grupo y se mantuvo a la expectativa, midiendo a sus rivales, pero también sus fuerzas.
Nicolás Hernández, con menos años, pero también con una buena cantidad de kilómetros encima a pesar de su juventud, fue el principal rival de Pico.
Luego de superar el sector de La Corcova, Hernández asumió el protagonismo y partió solo hacia la meta.
Fueron varios kilómetros en soledad para el pedalista de San Alberto, Cesar, quien lucía muy firme en su accionar, pero poco a poco fue sintiendo el desgaste por la engorrosa subida.
A ocho kilómetros del sitio de meta, aproximadamente, Jhon Pico conectó nuevamente con Hernández y se fueron juntos, aunque intercambiaron ataques.
Finalmente, la experiencia del pedalista ‘garrotero’, quien también se destaca en el ciclomontañismo, pesó más, para acelerar el paso y distanciar, por unos pocos segundos, a su adversario.
Pico no necesitó pararse sobre los pedales para atacar. Lo hizo al mejor estilo del esloveno Primoz Roglic, reciente campeón de la Vuelta a España, sentado sobre su ‘caballito de acero’ y ejerciendo más potencia para tomar la ventaja necesaria que le permitiera llevarse la victoria.
“El recorrido fue muy exigente, por el tramo de la 45 y después el ascenso al Picacho desde el Parque del Agua. Pero soy de Piedecuesta y conozco el recorrido. Supe administrar las fuerzas y las energías para ganar”, dijo Jhon Pico, minutos después de arribar a la meta.
Posteriormente aparecieron los pedalistas de todas las categorías, tanto en bicicleta de ruta como de montaña. No solo los vencedores festejaron, quienes no ocuparon los puestos de privilegio también, porque para muchos el objetivo era coronar el exigente puerto de montaña, uno de los más complicados de Colombia.
