Cuándo las autoridades ambientales dieron a conocer el cierre definitivo del Relleno Sanitario El Carrasco de Bucaramanga, debido a final de su vida útil, la multinacional francesa Veolia Environnement S.A ‘volteó’ a ver hacia Girón.
El predio conocido como Bonanza de la vereda Chocoa, a 20 kilómetros de ‘la villa de los caballeros’, había sido elegido por la empresa de gestión de residuos y hasta se hicieron con más de mil hectáreas.
Eso sí, desde la entidad afirmaron que sólo 30 hectáreas estaban destinadas para las celdas donde se deposita la basura.
A pesar de haber conseguido una licencia ambiental otorgada por la Corporación de Defensa de la Meseta de Bucaramanga, Cdmb, a inicios de 2020, esta decisión se revirtió pocos meses después. Incluso El Juzgado Cuarto Penal con Funciones de Control de Garantías de Bucaramanga le prohibió a Veolia ejecutar cualquier tipo de actividad en el predio Bonanza, luego de constatar que la empresa sí cometió daños ambientales en la zona.
Pero, apelación tras apelación la empresa se resistió a soltar la idea del nuevo relleno. Los líderes sociales, acompañados por abogados voluntarios, se ‘pararon’ en la raya hace más de cuatro años.
Las batallas legales a día de hoy siguen fallando a favor de la comunidad. El pasado martes 10 de septiembre el Juzgado 13 de Bucaramanga dio a conocer la sentencia en la que se falla a favor de la junta de acción comunal de la vereda.
Esta entidad había solicitado al Servicio Geológico Colombiano que realizara un informe en el que se comprobara si había presencia de agua en el predio en disputa. El resultado del informe confirmó la presencia del líquido vital tanto superficial como subterráneo.
Leidy Ordóñez, presidenta de la JAC de Chocoa, le manifestó a Q’hubo que: “estamos que lloramos de la alegría porque estaba amenazada el acceso al agua de 280 hogares de la vereda. Hemos hecho una gran labor de conciencia con cada uno de los residentes y la idea es que por fin se respete esta decisión”.
Aunque, aún se puede apelar al fallo, lo cierto es que los informes ya han demostrado la fragilidad del terreno. Tanto por la presencia de agua como también por problemas relacionados con la erosionabilidad del terreno y las fallas adentro. Por lo que todas las señales van encaminadas a un negativo definitivo.
