Tres horas de horror, de miedo, de no saber qué más esperar. Tres horas de sentirse pisoteados y humillados en su propia casa. El infierno que vivieron María* y sus familiares en la vereda La Pava, en el municipio de Mahates (Bolívar), comenzó a las 8:50 de la noche de un jueves de julio de 2024 cuando hombres armados tocaron su puerta, preguntaron cuántas personas había en el lugar y pidieron los documentos de identidad de cada uno.
“Nos preguntaron si teníamos armas, requisaron cada rincón de la casa y nos pidieron salir. Antes de hacernos entrar nos llamaron con documento en mano y a cada uno nos tomaron una foto. Después separaron a hombres de mujeres. Ahí comenzó el calvario”, dijo la mujer.
El relato de María es espeluznante. Con detalle cuenta cómo ella y su sobrina, de 16 años, fueron atacadas sexualmente mientras a su esposo y los demás hombres de la casa los tenían retenidos en otra habitación.
“Después de unos minutos de estar juntas, a mi sobrina se la llevaron a un tercer cuarto. Allí la abusaron sexualmente tres hombres (uno de ellos de la tercera edad), la destrozaron, la dejaron llorando y golpeada”, explica la mujer.
Los hombres armados que dijeron hacer parte de las Farc salieron de esa vivienda a las 11:30 de la noche, no sin antes llevarse dos bolsos llenos con los elementos de valor que encontraron a su paso. Saquearon por completo a la vivienda y sus habitantes. “Mi esposo fue quien abrió la puerta de donde estaba encerrada; nos unimos todos y lloramos abrazados. Fue una noche horrible”.
Ese traumático episodio que protagonizaron los delincuentes vestidos de camuflado y botas no solo lo vivieron María, su esposo, hijos y sobrinos. Lo que más preocupa en la vereda La Pava es que no es un hecho aislado: desde hace dos meses esos ataques se han intensificado bajo el mismo modus operandi.
“Los días siguientes, los mismos hombres llegaron a las casas vecinas a realizar lo mismo: golpearon a sus habitantes, separaron a los hombres y violaron a las mujeress. Al marcharse robaron todo lo que encontraron”. Víctima de los hechos.
Las 30 familias que habitan en esa vereda de Mahates sienten miedo cada noche. Ya no acostumbran a dejar las puertas abiertas hasta tarde, sino que se resguardan desde temprano esperando lo peor. La mujer que se atrevió a hablar, a pesar de las amenazas de muerte que ha recibido, confirmó que la situación se extendió a otras veredas de Mahates y a otros municipios como Marialabaja.
“Un llamado a las autoridades”
La difícil situación que vivieron y siguen viviendo en Mahates y Marialabaja encendió las alertas en la Defensoría del Pueblo, desde donde piden acciones concretas a las autoridades contra los responsables “que están plenamente identificados”.
Así lo aseguró el defensor del Pueblo Regional Bolívar, José Hilario Bossio Pérez, en una conversación con El Universal, en la que mostró su preocupación por la situación que ya tiene más de dos meses. “El llamado es a que capturen a esos tipos, que emitan las órdenes de captura para que Policía y Fiscalía dé con ellos. La comunidad no puede más, manifiesta que está a merced de los bandidos”.
Para Bossio Pérez es inconcebible que los victimarios se paseen por las calles del municipio a pesar de que las víctimas conocen plenamente sus identidades. “Las autoridades también saben quiénes son, todos saben quiénes son y nadie hace algo. Los tipos siguen en la zona, la gente está preocupada, teme por su vida”, precisó el funcionario, que ya ha alzado la voz ante la Secretaría de Salud de Mahates, la Secretaría de Salud de Bolívar y la Policía del departamento.
A finales de julio, cuando se conoció de un caso similar, la Policía de Bolívar emitió un comunicado en el que detalló que “designó un grupo especializado de investigadores, bajo el liderazgo de la Fiscalía General de la Nación, para adelantar las investigaciones correspondientes y judicializar a los responsables”.
La institución confirmó que una vez conocieron los hechos “activaron la ruta de atención en coordinación con la Inspección de Policía, la Comisaría de Familia de Mahates y otros entes de control”; sin embargo, no hay información actualizada sobre cómo van las investigaciones de los casos que tiene atemorizada a la población.