Francia, con goles de Kenza Dali y un doblete de Marie Antoniette Katoto, se impuso por tercera vez en unos Juegos Olímpicos a Colombia, que se fue al descanso perdiendo por tres tantos pero logró meterse en el partido gracias a Catalina Usme y Manuela Pavi y tuvo ocasiones incluso para lograr la igualada.
Tercer duelo entre Francia y Colombia en unos Juegos Olímpicos y tercera victoria para la selección gala. La primera fue en Londres 2012 por 1-0 y la segunda en Río 2016 con una goleada por 4-0.
La primera parte fue de dominio total de Francia, que aprovechó un error en cadena de la defensa colombiana para adelantarse en el marcador a los seis minutos con un gol de Katoto, que definió muy bien con un disparo bajo cruzado ante Katherine Tapia.
La portera colombiana también fue protagonista en el segundo tanto de Francia, ya que un mal despeje suyo dejó el balón dentro del área a Kenza Dali, que se acomodó el esférico y sin oposición lanzó al fondo de las mallas.
Antes del descanso, Francia amplió su ventaja con otro fallo defensivo de la defensa colombiana, que dejó a Katoto rematar de cabeza totalmente sola dentro del área un centro desde la izquierda.
El descanso le vino bien a Colombia, que saltó al césped con nuevas ideas y mejoró mucho su juego. Fruto de esa mejoría consiguió recortar distancias tras una falta dentro del área sobre Mayra Ramírez que la colegiada decretó penalti. Catalina Usma, desde los once metros, no falló su disparo.
Ese gol dio alas a la selección cafetera, que siguió ganando metros ante la confianza de las francesas, que no supieron frenar el vendaval de las visitantes, que marcaron el segundo por medio de Manuela Pavi en una jugada individual.
Leicy Santos, tras ganar un balón en una jugada revuelta ante Wendy Renard y Griedge Mbock, se quedó sola ante Peyraud-Magnin, que vio como el balón se iba por encima del travesaño.
Esa fue la ocasión más clara para empatar de Colombia, que vio frenadas sus ambiciones con la expulsión de Mayra Ramírez tras pisar el tobillo a una defensa francesa, una situación que dio un soplo de aire a las galas para celebrar el triunfo en su debut olímpico como anfitrionas.