Orlando Morales Silva le ha dedicado prácticamente toda su vida al fútbol. Pero su vida se llenó de historias cuando se sumó al Atlético Bucaramanga en 1977, primero como ‘aguatero’, luego en el rol de utilero y finalmente se convirtió en el kinesiólogo estrella del equipo que vivió glorias y desgracias de los 80’s y 90’s.
‘Pocheche’ se volvió un libro abierto de historias desde su salida del club ‘auriverde’ en 1994 y desde entonces es un hincha más que sufre y goza con cada campaña del equipo de la capital santandereana. Morales presenció en 1981 la gran tragedia del estadio Alfonso López y también vio de primera mano la gran calidad profesional y personal de personajes como: Radamel García, ‘Pacho’ Maturana y Américo Montanini, como entrenador del equipo.
Q’hubo rescató algunas de sus mejores anécdotas en torno al ‘leopardo’ y jugadores de distintas épocas.
Higuita iba ‘atajar’ en la bonita’
En el año 2015, para el Partido de las Estrellas en la Cancha Marte, se presentó la idea de traer un referente de talla mundial. Por lo que el nombre del mítico número 1 de la Selección Colombia, José René Higuita, salió a la luz. Orlando consiguió su número y le hizo la propuesta al arquero, quien aceptó con la condición de que se le hiciera un adelanto del 50% de los cuatro millones de pesos que pedía por viajar a ‘a la ciudad bonita’. Hecho el envío y después de buscarlo por todos lados, el paradero de Higuita era más lejano del esperado. En medio de una fugaz llamada, ‘René’ le confesó a ‘Pocheche’ que se encontraba en Arabia Saudita junto a ‘Pacho’ Maturana para dirigir un plantel deportivo.
Los ‘García’ amaron Bucaramanga
‘Pocheche’ recuerda que Radamel García viajaba siempre que podía a la capital santandereana. El amor por el ex-defensor por la que fue su casa era inmenso a tal punto de confesarle a Orlando que el ‘leopardo’ era su equipo del alma. Aunque no vivió tantos años en Bucaramanga, el propio goleador histórico de la Selección Colombia, Radamel Falcao García, se contagió por un momento de los intensos partidos en el Alfsonso Lopez y dio muestras de su olfato felino en las canchas del Colegio San Pedro Claver.
Valenciano no se paró de la camilla
Era 2012, y se había confirmado el regreso del ‘bombardero’ al ‘coloso de la 14’. La expectativa por ver a Iván René Valenciano era colosal porque en la temporada del 2000 fue clave para evitar que el equipo ‘auriverde’ cayera a la B. Dos días antes, Valenciano le informó a ‘Pocheche’ que se encontraba en Valledupar visitando a unos amigos y de ahí tomaría rumbo a Bucaramanga. Cuando lo recogieron en el aeropuerto Palonegro, las bermudas sueltas y el uso de gafas de sol que vestía Ivan René mostraron que la noche estuvo ‘larga’. Aún así, se tenía el tiempo exacto para que el goleador descansara. Cosa que hizo juiciosamente porque no salió del cuarto de hotel hasta las 2:00 de la tarde. Eso sí, en el mini bar de la habitación hacían falta diez cervezas y una botella de ron, las cuales se convirtieron en el motivo por el que Valenciano sólo pudo posar para la foto del recuerdo y dormir tendidamente en la camilla de los camerinos.
Dejaron a Chavá
A mediados de los 90’s el cuadro ‘búcaro’ estaba entusiasmado por los fichajes de glorias extranjeras como Jorge Ramoa. Precisamente, otro ‘porteño’ estaba destacando en el equipo, Luis Chavá. El uruguayo llegó en calidad de préstamo procedente del Club América de Cali. Cuando el ‘leopardo’ viajó a la ‘sucursal del cielo’ para enfrentarse al Deportivo Cali, Luis Chavá se llevó un golpe en la altura del riñón que le llevó directo a la clínica por 6 días. Las más de 100 horas que estuvo el ‘charrúa’ en camilla las pasó en compañía del ‘kinesiólogo estrella’, Orlando Morales, quien recibió un ‘cariñito’ procedente de la dirigencia ‘escarlata’ por los cuidados hacia su jugador.
Los tres Brasileros
En 1981, Reynaldo Rueda Castañeda y un grupo de amigos provenientes de empresas transportadoras de la región se ocuparon de la tarea de ‘salvar’ el equipo mediante inversión de capital y talento extranjero. La idea de los directivos era fusionar la escuela futbolística de los brasileños con jugadores nacionales, tales como: Francisco “Pacho” Maturana, Diego Edison Umaña, Ramiro Viáfara. El directivo, Carlos Reina, viajó a Río de Janeiro, en pleno Maracaná vio el despliegue físico de tres jugadores de gran talento, el número 7, 11 y 9. Sin embargo, en medio de las negociaciones los jugadores ofrecidos fueron reemplazados por otros que no habían tenido minutos en aquel partido, pero que poseían ‘gran potencial’. Dichos nombres fueron los de: Roberto Lettiere, Francisco Carlos Jardim y Romairo Silveira Lima. De mal recuerdo por parte de la hinchada leoparda.
Un error que le quitó el bigote
Ese 11 de octubre de 1981 fue el mayor luto de la ciudad. “En esa época se permitía entrar mucho trago, yo vi a mucha gente entrando botas con trago. En el partido la gente estaba un poco prendida y eso, más los fallos del árbitro Peña, contribuyó a que ocurriera esa tragedia”, agregó el ex utilero del Atlético Bucaramanga. Minutos después de la falta polémica piantada por el colegiado y la ola de violencia ocasionado, ‘Pocheche’ salió a buscar a la Defensa Civil, pues Saturno y Edgardo Luis Paruzzo sufrieron un shock nervioso y fue cuando vio al árbitro Peña saliendo del camerino, sin el bigote para que no lo reconocieran y lo estaban montando en una patrulla.
¡Se le olvidaron los guantes!
En la temporada del 1983, el arquero argentino Ángel Guibaudo vivió momentos impresionantes, pero del lado negativo. Muchos aficionados recuerdan los ocho goles que sufrió su portería frente el Junior de Barranquilla. Sin embargo, el mayor descalabro fue cuando el ‘leopardo’ se medía frente a Tolima en Ibagué. Faltaban escasas horas para el partido, cuando Guibaudo se percata que no había empacado los guantes para el partido. Por lo que el utilero, en ese entonces, Pocheche se vio en la tarea de buscar un par en pleno centro de la ciudad.Tarea imposible y la única solución fue negociarle los guantes a un maestro de construcción. Una ‘mano’ con pintura negra y listos para un partido en el que el equipo perdió por tres goles.
Faillace: una antorcha humana
Lenis Faillace Montenegro llegó al Atlético Bucaramanga en 1983 con José Luis ‘Boquita’ Ceballos y un estupendo jugador como Gilberto ‘Memín’ Granados. Arrancando el segundo semestre, el equipo viaja a Bogotá y aquella tarde dominical jugaban con Millonarios. Terminó el primer tiempo y al entrar al vestuario, Lenis traía un golpe, por este motivo le preguntó al eterno kinesiólogo Vicente Gómez Altuve por las cremas. Al encontrarlas, se las aplicó en su pierna derecha. Luego de hacer esto caminó un par de pasos y a metro y medio de él estaban unas veladoras cuyas llamas hicieron contacto con el jugador y si no fuera por la reacción de sus compañeros, se hablaría de una tragedia. Lenis jugó el segundo tiempo y luego fue hospitalizado 40 días en la capital para tratar las quemaduras.