Diana Carolina Martínez vio cómo asesinaron a sangre fría a su hermano Sergio Alfonso Martínez, de 36 años. Aunque corrió tanto como pudo cuando le avisaron que lo atacaban en la cancha del barrio El Carmen etapa 1, no llegó a tiempo para impedir que atentaran contra su vida.
Pero cuando se aproximada, dice, vio cómo Jhonier Jaimes, cuñado de Sergio y Stiven Silva, su hijastro, lo apuñalaban una y otra vez por la espalda.
“Él se cayó y alzó los pies para defenderse y también le acuchillaron las piernas. Unos amigos me ayudaron a levantarlo y los llevamos en taxi para a clínica, pero llegó muerto”, contó Diana.
Sergio se fue en sus brazos, pero ya tenía claro quienes y cómo lo habían matado. Cuando la Policía llegó al centro hospitalario, Diana los llevó hasta las casas de los jóvenes. Aún tenían las camisas ensangrentadas y las piernas aruñadas al huir por los matorrales de la cancha.
Ambos fueron capturados y presentados ante la Fiscalía, pero un Juez les dictó medida de detención domiciliaria.
Para la familia Martínez es una injusticia que los responsables de la muerte Sergio no purguen condena en una cárcel.
“El fiscal dijo que no tenían antecedentes”, comentó indignada Laura Martínez, otra hermana de la víctima.
¿Por qué lo mataron?
Sergio Alfonso acababa de terminar una relación de ocho años con Nidia Jaimes, hermana de Jhonier y madre de Stiven. Al parecer tuvieron problemas por una fotografía íntima de la hija de Nidia. Ella lo acusaba de difundirla a sus contactos.
“A mi hermano le llegó esa foto y él lo primero que hizo fue hablar con ella. Lo conocía mucha gente y se le mandaron diciéndole que mirara bien lo que hacía su hijastra”, contó Laura Martínez.
Llenos de ira, Jhonier y Stiven buscaron a Sergio en su casa, pero no estaba. Luego fueron hasta la cancha donde solía reunirse con sus amigos y lo hallaron.
“Estaban Jhonier, Stiven, Nidia y su hija. Entre los cuatro se le mandaron pero los amigos lo defendieron y se fueron”.
Parecía que todo había quedado ahí. Sergio se escondió en un pastizal pero Jhonier y Stiven se devolvieron y por otra entrada de la cancha le llegaron y lo atacaron. Seis puñaladas le propinaron sin contemplación alguna.
“Nadie tiene derecho a quitarle la vida a nadie y menos por un malentendido.
“Todas las pruebas están y hay testigos directos pero los responsables estarán en sus casas”, dijo afligida Laura Martínez.
