Gilberto Hernández Estrada, de 76 años, era un hombre feliz, amaba la vida y a su familia. Habría acabado con su vida bajo los efectos de la morfina que le suministraban para tratar el Covid- 19 que se le había complicado. Ocurrió el pasado 16 de mayo.
En la madrugada cayó del séptimo piso de la Clínica Comuneros de Bucaramanga. Él no se habría quitado la vida por problemas personales como se dijo en ese momento, “eso es falso, esos comentarios nos han afectado mucho. Él no haría eso, porque era temeroso de Dios”, manifestó la viuda Raquel Ordoñez, quien aseguró que frente a ese caso adelantará acciones legales contra el centro hospitalario porque aunque su esposo no regresará, considera importante que se tomen medidas para que otras familias no pasen lo que ellos pasaron.
“Duele mucho el descuido y la mala atención que le dan a los pacientes. Hay mal manejo de la morfina. Además por ser un adulto mayor debía tener un acompañante en la habitación.
“Las ventanas en ese momento no tenían rejas, de haber sido así se impide la tragedia. Hubo muchas irregularidades”, comentó.
Y aunque fue terrible, aseguran que el personal de la Comuneros no les ha brindado acompañamiento ni se han manifestado.
El caso fue expuesto ante la clínica en busca de un pronunciamiento oficial, pero el personal médico se abstuvo de dar declaraciones.
Adiós al hombre feliz
Gilberto Hernández Estrada era padre de 3 hijos a quienes amaba profundamente. Llevaba 40 años junto a su amada Raquel. Los dos eran pensionados y vivían muy tranquilos en el barrio Porvenir. Se habría contagiado a finales de abril, era hipertenso, comorbilidad que habría complicado el virus.
Fue tratado en la clínica pero debido a las suplicas del paciente, Raquel se lo llevó para atenderlo en casa. Tuvo que ser internado de nuevo, esta vez junto con su hija quien también resultó positiva.
Durante la madrugada se dio el lamentable deceso y su esposa recibió la noticia a las 5:00 de la mañana. “Me dijeron que había fallecido pero cuando llegué pensaba que había sido un paro. Nunca imaginé algo tan terrible”, dijo Raquel.
Bonitos recuerdos quedan presentes en la mente de sus familiares quienes lo amarán toda la vida.