Laura Melissa Barón Espitia le dio un giro a su vida así como un balón que ‘da la vuelta al mundo’. En el colegio ella se dio cuenta que el fútbol podía ser un deporte que resolvía diferencias.
Aunque precisamente había algunas de parte de sus padres, debido a su gusto por la pelota y la afición intensa hacia el Atlético Bucaramanga.
“Yo me acuerdo haber ido al estadio a los 13 años a sur. Pero todo debía ser a escondidas porque no les gustaba para nada mi cercanía con el club” relata con una sonrisa genuina Barón.
Entre tira y aflojes, a sus 16 años sólo pidió una cosa para la celebración de su cumpleaños: un balón de fútbol. Nada de viajes, de ropa, joyas o fiestas, en su mente estaba la meta de duplicar como una profesional los controles y toques de Ronaldinho.
La tarima en la cual exhibía cada truco nuevo que le salía era el semáforo de la carrera 27 con calle 36 y las monedas que recibió de los conductores le demostró que podía vivir de su talento y esfuerzo.
No obstante, después de graduarse del Instituto Técnico Nacional de Comercio, el partido llegó a su fin por una larga temporada en la que estudió el técnico de contaduría en las Unidades Tecnológicas de Santander.
Fueron diversos empleos lejos del deporte en general, hasta que llegó la vacante con la que inició todo: ser recepcionista de Smart Fit. A partir de ahí el cielo fue el límite porque las pocas horas de sueño no pararon la mentalidad ganadora de Melissa, quien escaló hasta ser la embajadora de la marca en Bucaramanga.
Su labor la llevó a presentar el show de medio tiempo en el estadio Alfonso López. En el templo auriverde hizo de las suyas: saludó a todas las localidades, recibió aplausos y le alcanzó el tiempo para hacer dominadas junto a Dayron Moreno.
El talento de su pies y la disciplina de su mente la ha llevado a donde ha querido y todavía le quedan diversos destinos por conquistar.