Bucaramanga no solo se distingue por la variedad de sus parques, la amabilidad de su gente o por ser la ‘ciudad bonita’ de Colombia. También resalta por su gastronomía y entre ella, su afamada comida rápida.
A mediados de los años 80 llegaron los carros de comida rápida a Bucaramanga, esta tendencia se popularizó casi que de manera inmediata por su practicidad, buen sabor y precios bajos. En la mayoría de barrios existían estos carros, que al día de hoy se convirtieron en los restaurantes con mayor trayectoria en la ciudad.
“La comida rápida llegó para quedarse, inició como una moda que con el tiempo reunió muchos negocios y ahora es toda una realidad que hace parte de la gastronomía local”, explicó el Chef Carlos Contreras.
Los 3 Elefantes – 1983
Hace 38 años los hermanos Florentino, Nancy Inés, María Emilsen y Willian Enrique Gómez Garrido recibieron una postal desde Estados Unidos. Uno de sus hermanos, que para aquel entonces vivía en New York, les envió por correo una foto de un carro de perros, con el fin de que adoptaran esta idea de negocio.
Demostrando las ganas de salir adelante, los cuatro hermanos mandaron a hacer un carro de perros y se ubicaron sobre la carrera 27 de Bucaramanga, luego se trasladaron para la calle 57 y siete años después compraron una casa en la calle 55A con 23, en la que trabajan hasta el día de hoy.
Vendían hamburguesas, perros y pinchos tradicionales que solo costaban $100 pesos, actualmente su carta es más variada, pero conserva esos mismos productos, que hace años lograron cautivar la atención y el estómago de los santandereanos.
“Tomamos este nombre porque a mi mamá le encantaban los elefantes, también es que siempre hemos sido gorditos”, comentó María Emilsen Gómez, cofundadora del restaurante.
Esta mujer explicó que el éxito de Los 3 Elefantes, se debe al amor por el trabajo y la familia ya que con mucho esfuerzo ha logrado ofrecer calidad al público. También argumenta que durante todos estos años siguen conservando a sus clientes y que uno de los comensales más distinguidos ha sido el intérprete vallenato Martín Elías.
Pao Pao – 1986
Javier Palomino es un santandereano que en su juventud decidió emprender y montar su propio negocio de comidas rápidas, para ese tiempo no tenía conocimientos previos en la cocina, y luego de investigar y estudiar las preparaciones culinarias, inició en sociedad con un amigo una venta de comidas rápidas.
Este era un carro de perros que se ubicaba en el barrio El Prado, al corto tiempo dejó de ser una sociedad y pasó a funcionar con la ayuda de un hermano de Javier; juntos renovaron el concepto e iniciaron lo que conocemos actualmente como comidas rápidas ‘Pao Pao’.
“En 1986 inauguramos Pao Pao, cerramos una calle del barrio El Prado y montamos un concierto de rock, esa fue nuestra inauguración”, comentó Javier Palomino.
Al poco tiempo Pao Pao abrió otro punto detrás del Club Unión, allí ofrecían hamburguesas, perros y pinchos hasta las 6:00 de la mañana, los productos tenían un valor entre $2.500 a $4.000 pesos. Con su rápido crecimiento se posicionó como el punto de comidas rápidas de la élite bumanguesa, entre sus comensales se destacaban la familia Puyana y la familia Gómez.
“Cuando uno es joven y ve tanta plata, es fácil caer en el desorden y la rumba, por esta razón se descuidan los negocios, así fue como hace 25 años Pao Pao empezó a caer”, agregó Palomino.
Luego de una fuerte caída, el restaurante volvió a surgir en el año 2005 como un asadero de pollo, así continuó hasta el 2007. Al ver que el establecimiento no marchaba tan bien, Palomino decidió trasladar el negocio al Diamante II, donde permaneció por 9 años.
“Trasladamos el restaurante a la carrera 24 con 87, actualmente mis hijos tomaron el negocio y se ha conservado como algo familiar. Las cosas que se hacen con amor desde el inicio siempre salen bien, por eso el amor es la clave en todo, hasta en la preparación de los alimentos y la manutención de un negocio”, añadió Palomino.
Perro Loco – 1993
En la búsqueda de una oportunidad laboral y las ganas de dar un toque diferente a la comida rápida, el 28 de marzo de 1993 nació ‘Perro Loco’, bajo el liderazgo de Rafael Alfonso Archila y Eddy Herrera, sus actuales dueños.
El negocio arrancó en un pequeño local que tres años después se trasladó a la transversal 29 con calle 105, lugar donde hoy se encuentra ubicado.
Para aquella época la carta del restaurante ofrecía un menú básico, se vendían ‘hamburguesas tradicionales’ con carne, tomate, arepa y queso, y ‘perros corrientes’ que contaban con su respectiva salchicha y cebolla.
“Por obra del Espíritu Santo y la ley divina se presentó la idea de crear el primer ‘perro loco’, el famoso perro que tenía cabano, carne, chorizo, pollo desmenuzado, jamón, tocineta, queso y huevo de codorniz, venía acompañado de papas y la salsa tártara creada por sus dueños”, agregó Rafael Alfonso Archila.
Con la ayuda de este producto estrella, el restaurante ha logrado mantenerse con el paso del tiempo, conservando intacta su identidad a lo largo de 27 años. Teniendo la oportunidad de abrir otras sucursales, el establecimiento ha preferido preservar y fortalecer sus productos en calidad de materia prima y preparación.
“Con Perro Loco aspiramos abrir franquicias en Bucaramanga y a nivel nacional, nuestro producto es excelente, conservamos buenos precios, el negocio es innovador y ofrecemos calidad total a todos los clientes”, añadió Archila.
Hamburguesas El Garaje – 1996
El 29 de noviembre de 1996 fue la primera vez que se encendió la plancha de Hamburguesas El Garaje. Bajo la fuerte situación económica y el paro estudiantil que se vivía en aquella época, los universitarios Claudia Prieto y Esteban Vargas decidieron comenzar con un emprendimiento que 25 años después se convertiría en una de las hamburgueserías más reconocidas del departamento.
Haciendo honor al nombre, el restaurante inició en el garaje de la abuela de Claudia, para su primera noche de ventas ofrecieron hamburguesas a $1.800 pesos con carne, lechuga, tomate verde, queso, tinga y arepa blanca, acompañadas de papas a la francesa y salsa tártara.
“En Terrazas y Floresta no habían comidas rápidas, entonces cambiamos una moto Yamaha Chappy por un carro de perros de segunda y una silla, un amigo nos prestó las lámparas, el papá de una amiga nos dio unas bancas y mi abuelita nos prestó el garaje. Teníamos solo para la primera compra, si ese día no vendíamos se acababa el emprendimiento”, añadió Prieto.
Con la ayuda de sus familiares para preparar las hamburguesas y la compra de los comensales, que en su mayoría eran conocidos, la primera noche arrancó siendo un éxito. Con el paso de los días esta iniciativa que empezó como un emprendimiento de temporada, pasó a ser un sólido negocio: “ya éramos reconocidos en el barrio”, agregó Prieto.
Bajo la recomendación de un amigo, la pareja aprovechó el crecimiento del establecimiento y decidió formalizarlo. Para ese entonces ya contaban con la ayuda de 2 meseros, implementaron uniformes, tarjeta de presentación, una carta, un computador que compraron en ‘Las Pulgas’ y el primer software de pedidos para domicilios en Bucaramanga.
En el 2004 la pareja inauguró el punto de la calle 48. Tiempo después su crecimiento se evidenció con puntos en el Centro Comercial La Florida, barrio Terrazas, Centro Comercial El Cacique e incluso haciendo presencia con siete restaurantes a nivel nacional.
“En todas las capacitaciones que da Esteban le enseña al público que deben cocinar y atender como si fuera para la persona más especial del mundo. Nuestros clientes son una bendición, por eso queremos crear experiencias memorables y construir recuerdos”, argumentó Prieto.
La Perrada de Chunga – 1999
Hace 22 años el ocañero Jesús Barbosa compró un negocio de comidas rápidas por $4 millones 500 mil pesos. Nueve meses antes había tenido la oportunidad de laborar en ese establecimiento y adquirir la mayoría de conocimientos culinarios que hoy en día posee.
El 3 de septiembre de 1999, La Perrada de Chunga abrió sus puertas para ofrecer a la comunidad productos de buena calidad y bajos precios. Para entonces vendía empanadas, arepas, papas rellenas, hamburguesas y perros que costaban alrededor de $1.200 pesos.
En sus inicios Chunga era un carro de comida rápida que se ubicaba en la esquina de la glorieta del Estadio Alfonso López, el restaurante se trasladó a la calle 29 debido a un proceso de reubicación que realizó la Alcaldía de Bucaramanga y al poco tiempo se ubicó en definitiva en el sector, comprando la propiedad que actualmente conocemos en la 29 con 25.
“Siempre he sabido que estoy en un sector prometedor, hace años me di cuenta que la gente salía tarde de los bares o las discotecas y no habían lugares abiertos para comer” argumentó Jesús Barbosa, propietario del restaurante.
Como afirma Jesús, el peculiar nombre del restaurante nació por la ‘mamadera de gallo’ y la inocencia de la gente. Hace 22 años él le comentaba a las personas que ‘chunga’ era un apellido de descendencia árabe, pero lo que en realidad sucedía era que en Ocaña a los Jesús se les apodaba chunga. Al parecer el término ‘La Perrada’ fue por gusto del propietario.
“La clave es tener un buen genio, atender a la gente de forma agradable y sobre todo considerar la calidad del producto, al mismo tiempo que se mantienen los precios bajos”, agregó Barbosa.