Es común que cuando le pregunten por un repostero, llegue a su mente la imagen de un cocinero de profesión. No obstante, en el arte de preparar y decorar pasteles hay una ciencia que dos ingenieros descifraron en Girón.
Hace 4 años, Astrid Cristancho, ingeniera ambiental de la Universidad de Pamplona, decidió junto a sus esposo dejar la ajetreada rutina del trabajo en oficina y dedicarse a un oficio que le permitiera pasar tiempo con lo más importante que tienen: su hija Valentina, en ese entonces de 2 años.
Astrid sabía cocinar la receta familiar del postre más conocido en Pamplona ‘el quesillo’, más conocido como ‘leche asada’ en la ciudad bonita. “En un inicio pensé en dedicarme sólo a realizar un postre, pero cuando llegamos a la litografía nos preguntaron por la carta de 5 platillos y ahí nos arriesgamos a realizar recetas que nunca habíamos hecho” relata la ingeniera repostera de 36 años.
A base de prueba y error, viendo vídeos y calculando medidas como si de un parcial de cálculo se tratara, las recetas de Essentia iban viendo la luz y consolidando una carta en la que las técnicas de repostería fina resaltaba frente a cualquier otro emprendimiento de la zona.
En su sentido más estricto, se puede decir que la repostería tiene solo un par de siglos como la disciplina encargada de preparar todo tipo de pasteles. No obstante, en ese par de siglos ha conquistado distintos territorios como Egipto, Mesopotamia, el Imperio Romano, Oriente Medio y, la cuna de la globalización repostera, Francia.
La misión la familia Rodríguez Cristancho también era conquistar, pero los paladares de sus comensales, y para ello combinaron sabores tradicionales como la torta de tres leches con los toques frescos de las fresas y los melocotones. Además se dieron la libertad de innovar con recetas de autor la Torta de chocolatina americana, la cual consiste en un bizcocho humedecido en tres leches con relleno de arequipe y trozos de chocolatina, el cual se decora con cerezas y ganache de chocolate negro.
“Muchas de nuestras especialidades se remontan a sugerencias de distintos clientes que nos preguntaban. Por ejemplo, un día nos comentaron sobre el ‘red velvet’ de tal manera que decidimos aprender a hacerlo y ha sido un éxito” añade Jorge Agusto Rodriguez, ingeniero electrónico de las Unidades Tecnológicas de Santander y ahora padre repostero.
Jorge se desempeñaba como coordinador nacional de compras en una importante empresa especializada en producción de alimentos concentrados. A inicios de noviembre le solicitaron un traslado a la planta de Funza, sin su familia y de carácter urgente. Después de 8 años de arduo trabajo, la respuesta de este padre primerizo fue la carta de renuncia al otro día de la solicitud.
A fin de cuentas la esencia de la ingeniería es la aplicación del conocimiento científico y tecnológico para satisfacer las necesidades de la sociedad. Con la repostería, esta pareja de ingenieros sin duda alguna ha dejado más que satisfechos a todo aquel que prueba sus tortas.
Una torta con un deliciso ‘frosting’
‘Frosting’ es un glaseado dulce, a menudo cremoso, hecho de azúcar con un líquido, como agua o leche, que a menudo se enriquece con ingredientes como mantequilla, claras de huevo, queso crema o saborizantes. Se utiliza para cubrir o decorar productos horneados, como pasteles
La torta de amapola y naranja de Essentia aplica la técnica del frosting de queso crema en el interior y la cobertura. Además las naranjas utilizadas en esta torta son de la finca Bellavista, la cual es el terruño preciado de la familia Rodríguez Cristancho en Rionegro.
El ponqué decembrino
No hay Navidad en la que no se comparta una buena torta de vino. Esta pareja repostera ofrece su tradicional ponqué extrafino de vino con brevas confitadas, uvas pasas, almendras y crema baja en dulce.
El secreto de un buen ponqué de vino es el proceso de hidratación del bizcocho, se debe contar con mínimo 2 horas de reposo en este líquido para que absorba el sabor de las uvas fermentadas.