Durante dos meses Kathleen Mayerly Aguilar de 47 años luchó por sobreponerse a quemaduras del más del 70 por ciento de su cuerpo tras la explosión en un restaurante que guardaba productos químicos de una litografía aledaña, el pasado martes 26 de septiembre en la carrera 17 con calle 41.
La emergencia ocurrió en la parte posterior del inmueble en donde se almacenaban recipientes con alcohol isopropílico y derivados del petróleo.
La imagen que aún está presente entre la ciudadanía es la de Kathleen Mayerly, que era empleada de la litografía saliendo a la calle a pedir ayuda tras incendiarse su ropa por la combustión de los químicos. Utilizando camisetas y extintores, la ciudadanía logró apagar las llamas.
Según un hermano no reaccionó a los tratamientos por quemaduras y a las 10:50 de la noche murió. Su cuerpo se encuentra en el Instituto de Medicina Legal del barrio Campohermoso, pero ha habido inconvenientes para su identificación.
“Sus huellas desaparecieron por las quemaduras y hemos tenido algunos problemas para que la identifiquen y podamos realizar las honras fúnebres”, señaló el familiar.
También solicitarán a la Fiscalía los resultados de las investigaciones, ya que ella no contaba con capacitación para manejar las sustancias químicas.
“Estamos primero adelantado lo correspondiente a su sepelio, pero sí vamos a iniciar un proceso jurídico porque el lugar no era apto para almacenar esos químicos, no había extintores, no fueron capacitados”, dijo el hermano.
De Kathleen además se conoció que era madre soltera y tenía un hijo de 28 años de edad.
El otro herido es Daniel Montañez Sepúlveda que también laboraba en la litografía y permanecía en el Hospital Universitario de Santander con un 45 por ciento de quemaduras en su superficie corporal.
¿Qué ocasionó la emergencia?
Esta grave emergencia ocurrió en la parte posterior de un restaurante del Centro de Bucaramanga, en donde se almacenaban canecas con alcohol isopropílico y derivados del petróleo, utilizados como insumos para una litografía aledaña.
Kathleen y Daniel, según reportó el Cuerpo de Bomberos de Bucaramanga, se encontraban sacando el alcohol de ocho canecas, cada una de 55 galones, para reenvasarlo en recipientes más pequeños.
“La explosión fue bastante considerable. Dos canecas tenían alcohol isopropílico, en un porcentaje importante, otras con un producto que es destilado del petróleo. Y ambos son muy inflamables. Se utilizan en el proceso de litografía. Estaban almacenados de manera inadecuada, es un restaurante que no tiene permiso por bomberos para su almacenamiento”, dijo el capitán Jorge Peña, comandante del Cuerpo de Bomberos de la capital santandereana.
El Grupo de Explosivos e Incendios y Manejo de Incidentes (NBQR) del CTI de la Fiscalía inició la investigación para esclarecer con exactitud lo sucedido en este lugar.
“Fue una explosión por atmósfera saturada, saturación de gases combustibles, cuando ellos estaban traspasando de un recipiente a otro una sustancia líquida compatible con alcohol. Parece ser que una chispa, porque eso lo estaban almacenando al lado de un restaurante, ahí pegado a las cocinas de los restaurantes, inició la explosión por atmósfera saturada”, informó el experto que atendió la emergencia.
