Cuando chocaron en la motocicleta donde iban contra un automóvil.
Vargas Martínez de 62 años, conducía el velocípedo; Josefina iba como parrillera.
El siniestro cobró la vida de Eduardo Vargas el sábado en la noche mientras recibía atención médica en el Hospital Universitario de Bucaramanga.
Hacia las 10:00 de la noche cuando se disponía a regresar a su casa, Josefina le pidió a Eduardo que la acercara. Cuando casi llegaban, chocaron en la moto de placa PYN82F, contra un Renault de placas ICK-887.
Por más esfuerzo que hicieron los galenos para que sobreviviera a los traumas, Vargas Martínez falleció.
En el mismo hospital, Josefina luchaba.
Ella, igual que Eduardo, sufrió fractura en su pierna derecha así como trauma craneoencefálico severo.
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Aunque salió bien de una intervención quirúrgica, su estado de salud era crítico. Murió tres días después de que partiera Eduardo.
Miriam López, su mamá, quien vive en Barrancabermeja, quedó desolada. Cuando la llamaron a darle la nefasta noticia, pidió que la recogieran en la ambulancia para acompañar a su hija a la clínica.
Estuvo a su lado esos cinco días que parecieron una ‘eternidad’.
Josefina estuvo inconsciente todo el tiempo.
Miriam suplicaba para que un milagro le salvara a su hija.
“Solo abrió sus ojitos cuando iba en la ambulancia. Fue muy duro verla así”, expresó la progenitora entre sollozos.
Finalmente tuvo que regresarse con el cuerpo de su hija para darle cristiana sepultura en el ‘Puerto Petrolero’, la tierra donde la trajo al mundo.