Si bien aún restan más de 3 años para las elecciones presidenciales de 2026, desde ya la senadora María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, comienza a perfilarse como una de las candidatas fijas que estará en el partidor. De hecho, en una entrevista admitió que, “si es la voluntad de Dios, seré presidenta de Colombia”.
Según la congresista, quien reconoció en diálogo con el diario El País de España que es su “momento”, se ve como la primera presidenta del país, una distinción que –aseguró– compartiría en paralelo con otros mandatos de figuras de derecha, entre ellos, José Antonio Kast en Chile, Javier Milei en Argentina e, incluso, Donald Trump en Estados Unidos.
Frente a su realidad actual en el partido del expresidente Álvaro Uribe, Cabal alertó que sus principales adversarios no están en otras orillas políticas ni en otras colectividades, sino dentro del mismo Centro Democrático.
“No voy a decir que uno no genere celos en los propios, porque eso es natural. Yo cito mucho a Churchill cuando me preguntan por los enemigos de otros partidos, esos son adversarios, mis enemigos están en mi partido”, manifestó.
En esa línea, defendió el legado de Uribe, a quien recién la justicia decidió no precluir un proceso penal. “Con él empezamos a creer, nos volvió sensibles con lo que ya no nos gustaba, como el himno nacional. La gente empezó a usar las pulseras de Colombia. Nos enseñó a querer un país del que todo el mundo decía ‘me voy a largar ya’. Volvimos a querer al Ejército y a la Policía”.
La congresista, que dijo tener un humor “que a veces” la hace quedarse callada “porque me meto en líos”, también respondió a la designación de su esposo, José Félix Lafaurie, como negociador del gobierno de Gustavo Petro en la mesa de diálogos con la guerrilla del Eln.
“Lo del Eln me parece completamente absurdo porque son sociópatas. ¿Qué puedes conversar con un sociópata? Pero yo no puedo suplantarlo a él, es diferente a mí en muchas cosas, aunque tenemos afinidad ideológica. Él está viendo que esta es una oportunidad de estar, de saber qué pasa con el país, cómo piensan. Ahí puede contribuir. Pero a mí me afecta en mi imagen presidencial porque tengo seguidores que no perdonan”, precisó.