‘Hipotecar’ su trabajo como encuadernador, para recibir dinero por adelantado y poder pagar los tiquetes de avión de su esposa, Nancy Moreno, y de Samuel Esteban, su adorado hijo, quienes tomarán rumbo a España para cumplir el sueño de su heredero de convertirse en ciclista profesional, es quizá el mayor sacrificio de amor que realizó don Marlon Becerra.
Y es que a este padre de familia lo único que le importa, como él mismo lo asegura, es que su hijo sea “feliz y que cumpla sus sueños” y para ello es capaz de dar todo de él.
A luchar por el sueño
Esa ilusión que tiene Samuel de convertirse en un profesional, y de ser algún día el nuevo Nairo Quintana o Egan Bernal, lo llevaron a probarse en Medellín, tras correr en Bucaramanga con el Club Ciclista Santander.
Allí fue donde, gracias a diferentes conexiones, el Centro de Alto Rendimiento Deportivo en la Altura (CTYARD) se fijó en él. Esta entidad, que tiene contacto con algunos elencos de ciclismo españoles, fue buscado por el equipo Ciudad de Oviedo, destino que tendrá Becerra Moreno para demostrar que tiene la ‘madera’ para convertirse en un profesional.
“Nunca pensé que fuera a pasar. Todos los días me levanto a luchar por mi sueño. Sé que va a ser diferente, porque voy a un país donde no conozco nada. No puedo ir a jugar, porque esta es mi oportunidad. Debo rendir en España y si quiero un futuro tengo que ir a ganar, a mostrar de qué está hecho el colombiano”, dijo Becerra Moreno, quien está buscando apoyo para viajar, pues el equipo le brinda la vivienda y la alimentación, pero necesita acudir con algunos recursos para no viajar con una ‘mano adelante y otra atrás’.
Además, Nancy, mamá del pedalista, viajará junto a él, por tratarse de un menor de edad, y también como apoyo para el joven ‘escarabajo’, que comenzó en el ciclismo subiendo hacia Morrorrico, siempre escoltado por sus padres.
“Yo solo quiero que sea feliz y que nunca se olvide de dónde viene”, dijo Nancy, una madre orgullosa, quien se dedica a vender pulpas de fruta, cuidar adultos mayores o incluso personas enfermas, con tal de conseguir recursos y ayudar a salir adelante a su familia.
El que tampoco se cambia por nadie y dice estar “orgulloso” por el esfuerzo que realiza Samuel es don Marlon.
Ver todo lo que han tenido que hacer para cumplir el sueño de su hijo lo llena de orgullo e incluso unas lágrimas se le salen cuando mira por el ‘retrovisor’.
“Mientras tenga la fuerza y las posibilidades, voy a tratar de brindarle todo el apoyo que pueda. Por Samuel daría mi vida”, expresó Marlon, quien tendrá que despedirse de los dos, pero siempre con la ilusión de ver a su hijo, ya de 17 años de edad, convertirse en un pedalista profesional.
“Es una ironía trabajar tanto, con tanto esfuerzo, para que lo que uno más quiere (Nancy y Samuel) se vayan lejos, pero el objetivo es que estén felices”, agregó Marlon, quien lo único que le pidió a su hijo es que “no se rinda”, pues el camino a la gloria está lleno de sufrimiento.