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El barrio Villanueva lleva 51 años con un ‘aroma a tabaco’

Q’hubo en los barrios llego hasta el sector de Villanueva, Piedecuesta donde aún se conserva la tradición por la fabricación de tabaco. Un negocio familiar, heredado por generaciones, que mueve la economía.

Al llegar a Villanueva su olor es único. Muchas de sus calles saben a tabaco, pues cientos de familias han heredado por generaciones la industria de los cigarros o puros, que tejen la historia de este barrio popular de Piedecuesta.

Villanueva tienen desde 1972 su fecha de fundación. Allí, hay cerca de 450 casas, incluidos los tres barrios: Prados de Villanueva, Puerto Madero y Villaluz que marcan su extensión territorial.

El barrio nació con cuatro lotes que fueron convertidos en viviendas, y entre sus primeros moradores se destacan los difuntos Sebastián Tarazona y el “Pobre Luis”, un personaje que hacía acarreos y era dueño de cinco casas en el sector. Es más, la cancha del sector fue bautizada en su honor.

También sobresale, Jesús Carrillo ‘Rubiño’, quien ya falleción y Pedro Montoya, quienes trabajaron con fique hace 50 años y este último, uno de los más antiguos habitantes del barrio. Es considerado el fundador de los juegos de naipe en esta zona.

Villanueva se caracteriza por sus casas antiguas, atípicas sin guardar homogeneidad. Allí es común que se arrienden habitaciones al estilo inquilinato, y ha tratado de conservar sus rasgos característicos, a pesar de los cambios y la modernidad que experimenta el municipio metropolitano.

En palabras del presidente de la JAC, Villanueva se resume en un barrio de gente trabajadora, interesada en el desarrollo, y la conservación de sus costumbres.

“Hoy somos un barrio agradable, tranquilo, pero que neceits mucha inversión por parte del Gobierno Local. Tenemos muchas zonas verdes que hemos recuperado con la comunidad”.

“Nuestro barrio cuenta con escenarios deportivos, vías pavimentadas, colegio, un salón comunal, pero nuestra mayor falencia es que a veces nosotros no cuidamos lo que tenemos y debemos tomar una cultura ciudadana para así poder aprovechar mejor las obras”, comenta Rodolfo Rueda, líder comunal de Villanueva.

Este sector, de los más tradicionales del municipio bordea sus límites con barrios como La Castellana I y II etapa, Hoyo Chiquito, San Rafael, San Luis, Las Delicias, Villanueva del Campo y Puerto Madero.

Algunas vías están en mal estado y la comunidad hace un llamado a la secretaría de Infraestructura para su mejoramiento.

También, buscan que la remodelación del Salón Comunal sea una realidad y un beneficio para todos, pues allí, grupo del Adulto Mayor y madres cabeza de hogar se benefición en actividades.

“Estamos trabajando unidos. Sabemos que cada junta busca el mayor beneficio comunitario y con trabajo social hemos brindado una mejor integración”, comenta Rodolfo.  

Hoy el barrio bordea los 51 años y por tratarse de un sector céntrico y popular fue atrayendo a familias en un terreno que inicialmente fue un cañaduzal que lo atravesaban dos quebradas, Suratoque y Villanueva.

Muchos se sientes orgullosos de estar aquí, pues nacieron, y encontraron en este sector, el ‘paraíso perfecto’ para pasar sus años.

Un barrio muy seguro

“Tenemos un barrio tranquilo y es gracias a la misma comunidad y la labor que realiza la Policía. Ellos no colabora. Tenemos dos cámaras se seguridad y cornetas para estar alertas”.

“Sin duda, sabemos que hoy la delincuencia tiene azotados a muchos barrios, pero unirnos nos hace fuertes frente a este flagelo”, manifiesta el líder.

Puro talento local

Como muchos ‘garroteros’, los habitantes de Villannueva se caracterizan por ser artesanos del tabaco, una actividad que le da identidad al barrio y al municipio de Piedecuesta, donde se estiman que cientos de familias están dedicadas a esta labor ancestral.

Este oficio es compartido por cientos de habitantes, en su mayoría mujeres, en cuyos hogares es común observar a las madres o a sus hijos torciendo tabaco o secando las hojas en el solar o el patio.

“El tabaco mueve la economía del barrio, conformado por unos 10 mil habitantes, pero también hay personas que se dedican a oficios varios como la construcción, las confecciones y el comercio informal”, comenta la comunidad.

Por más de 200 años, hombres y mujeres mantienen vivo el legado de la producción de cigarros artesanales, pues muchos se desempeñan como tabacaleros, rolleros, torcedores, cigarreros o cualquier otra de las acepciones con las que se conoce a los armadores artesanales de cigarros.

Villanueva continuará siendo cuna de las ‘fabriquín’ -como se conoce a las empresas donde se arman cigarros de tabaco- y muchas familias vivirán de este oficio, como una fuente de ingreso de tradición y costumbre.  

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