Los familiares permanecieron con la duda de si efectivamente la mujer sepultada era su mamá, así que procedieron a interponer una tutela que obligaba a la clínica a pagar una exhumación.
El 8 de enero de este año, una mujer de 80 años murió víctima el COVID-19 en una clínica de Floridablanca. Sin embargo, según denunció la familia, pasadas 24 horas, el cuerpo no había sido entregado.
“Luego supimos que, por un error, los funcionarios de la clínica le entregaron el cuerpo de mi mamá a una familia de Charalá que también había perdido a su mamá por el virus, ahí comenzó nuestro drama”, aseguró un familiar a Blu Radio.
Tres días después de la muerte, los 15 hijos de la mujer pudieron recuperar el cuerpo, sin embargo, por protocolos, no pudieron verlo.
“La clínica no nos dejó comprobar que era nuestra mamá, nos entregaron el cuerpo en una bolsa blanca sellada y procedimos a enterrarlo en un cementerio de Bucaramanga”.
Desde entonces, los familiares permanecieron con la duda de si efectivamente la mujer sepultada era su mamá, así que procedieron a interponer una tutela que obligaba a la clínica a pagar una exhumación.
Luego de ganar la tutela, finalmente, este jueves, el cuerpo fue exhumado en un cementerio de Bucaramanga.
“Pudimos comprobar que el cuerpo que enterramos en enero era nuestra madre. Pero vivimos cinco meses de angustia, no sabíamos si estábamos llorando un cuerpo diferente, es un drama que no se lo deseo a nadie”.