El sacerdote Joao Paulo Araujo, quien hace parte de la Parroquia de Sant’Ana Gravatá (estado de Pernambuco) en Brasil, se ha ganado el cariño y los aplausos de miles de personas en su comunidad y en el mundo, debido a la noble labor que realiza.
Si bien es común que los padres hagan obras de caridad, especialmente a las personas en condición de pobreza, es poco común ver una iglesia abanderada de las causas con los animales. Pero ese sí es ese caso.
Desde hace dos años, este cura convirtió su parroquia en el lugar para el rescate y adopción de perritos callejeros, una iniciativa que a hoy, deja a decenas de mascotas con una familia.
De acuerdo a Vanguardia, el padre recoge a los perritos para los que tiene dispuesto un comedor de alimentación, los baña, les ofrece atención médica y los deja listos y bonitos para que alguien los acoja.
“Yo les propuse recoger a los perritos, adoptarlos y permitirles que estuvieran en la iglesia”, manifestó Araujo para este medio. Su labor es compartida por medio de sus redes sociales, en donde publica cosas como: “Siempre podrán entrar, dormir, comer, beber agua y encontrar refugio y protección porque esta es la casa de Dios y ellos son de Dios”.