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Cinco tiros y una puñalada tenía el cadáver hallado en las ladrilleras de Girón

La víctima es un joven de aproximadamente 18 a 20 años, que vestía una camisa color rojo y un jean azul. Además portaba un morral. En su brazo derecho tiene un tatuaje con el nombre de ‘Edirma’.

Al mediodía del domingo, residentes del barrio Marianela se alertaron al oír a la distancia el sonido de varios impactos de bala.

Esta es una zona en Girón que limita con el suroccidente de Bucaramanga, donde existen varias empresas dedicadas a la fabricación de ladrillos. Recordada porque en octubre del año pasado dos menores venezolanos, que eran hermanos, se ahogaron en un lago artificial.

Pero esta vez, el hecho alertaba que era una persona aún sin identificar la que había muerto por varios disparos de arma de fuego.

“Escuchamos a los lejos los tiros, pero nunca pensamos que estaban ajusticiando a alguien. No sabemos quién lo hizo, es una zona boscosa donde estaba el cuerpo; después del hecho de los menores que murieron ahogados se restringió aún más el acceso”, señaló un residente.

Fue una patrulla de la Policía la que se encargó de hacer una primera inspección al lugar donde se escucharon los disparos. Una llamada a la central de radio de la Mebuc ya los había alertado de una persona que estaba ensangrentada y tendida en la vía a la ladrillera.

No obstante, en la primera revisión no hallaron el cuerpo. Una segunda llamada fue de uno de los vigilantes de la fábrica quien con detalles les confirmó a los uniformados que había una persona sin vida dentro del lote de la empresa.

Al llegar, los miembros del cuadrante se encontraron con un cuerpo de medio lado, sin signos vitales y con un lago hemático, es decir con sangre a su alrededor.

“Algunos nos acercamos para ver la escena, pero no nos dejaron pasar, desconocemos si el muerto era de por acá o lo trajeron de otro lado”, aseguró un testigo.

Tras acordonar el sitio, arribó el CTI de la Fiscalía que inició con las respectivas investigaciones del caso.

Presentaba cinco heridas de bala y una más con arma cortopunzante. Tres orificios de bala en la cabeza, dos más en el hombro izquierdo y una herida, al parecer con un cuchillo, en la mano derecha.

Por la forma como recibió los impactos se cree que se trata de un ajuste de cuentas, se desconoce si por el tráfico de estupefacientes o problemas personales con sus homicidas.

No se le encontraron documentos, no aparecieron familiares ni algún conocido que lo identificara. Era un hombre joven de aproximadamente 18 a 20 años, que vestía una camisa color rojo y un jean azul. Además portaba un morral.

En su brazo derecho tiene un tatuaje con el nombre de ‘Edirma’, que será una de las características para que la familia lo identifique en las instalaciones de Medicina Legal.

Por ahora las autoridades desconocen los hechos y se analizan algunas cámaras de seguridad de ingreso al barrio, para buscar las pistas que permitan esclarecer este homicidio que se registró el fin de semana.

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