Al caminar por el Parque Uribe, en Piedecuesta, encontrará una tienda esquinera que lleva cuatro meses a cargo de Carmen Elisa Anaya Jerez, una mujer de 55 años que tomó la decisión de sacar adelante Las Delicias para prestarle un buen servicio a los habitantes del sector. “Estoy rodeada de colegios, es buena la clientela”, asegura la tendera, quien antes se desempeñó como empacadora de café en una fábrica de la ciudad.
“El sueldo era solo el mínimo, pero no alcanza para cumplir con las obligaciones que uno tiene”, recuerda Carmen cuando habla de su anterior empleo.
El horario de esta tendera es como el de la mayoría de su gremio, quienes suelen abrir a las 6:00 de la mañana para lograr buena clientela antes de que inicie la jornada laboral de los trabajadores. En el caso de Carmen, a su negocio llegan docentes y estudiantes del sector para tomarse un café antes de ir a clases. Luego, cuando el reloj marca las 6:00 de la tarde, cierra sus puertas para ir a descansar.
“A veces me dicen las personas: tengo una orinada, señora, ¿será que me puede alquilar el baño?”, dice Carmen entre risas. Se asegura de prestar un buen servicio desde que esté a su alcance y las personas del sector la reconocen por su calidez al atender.
Antes Carmen Elisa vivió 15 años en Floridablanca y ahora cumple esos mismos 15 pero en Piedecuesta.
Quiere seguridad
Aunque Carmen afirma que el Parque Uribe es un gran punto para su tienda, ella considera que es necesario un refuerzo en la seguridad de la zona para que su clientela se incremente mucho más.
“Hemos hablado con los de la Junta de Acción Comunal para ver si de pronto ponen acá un CAI o los muchachos bachilleres de la Policía que nos colaboren un poco para que la clientela fuese un poquito más”, cuenta.
La ilusión de esta tendera es que su negocio siga creciendo, cuente con más productos para ofrecer y que con el tiempo también pueda vender almuerzos.
“Ojalá esté más surtido y poder dar trabajo a otras personas, generar empleo, tener algo más grande”, dice la tendera.