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El ‘navitaxi’ de Nill

Algunos bumangueses han quedado tan impresionados por los adornos de este taxista que han decidido subir fotografías del vehículo a las redes sociales y otros, hacerle un video al conductor.

Subirse al taxi de Nill Ramírez González es una experiencia inolvidable para el pasajero.


Solo con abrir la puerta trasera del vehículo, la persona siente la energía desbordante de la Navidad. Cada rinconcito de este carro está adornado. Incluso hasta los tapetes son alusivos a estas festividades.


Las guirnaldas rodean las ventanas de este ‘amarillo’ y al asomarse por una de estas, el pasajero puede ver una postal de Bucaramanga, con un marco navideño.


Ramírez se siente agradecido con sus clientes porque todos han sabido darle un halago que ha ‘llenado’ su corazón. “Las personas se suben al vehículo y todas dicen ‘wow’. A mí eso me pone muy feliz y me motiva a seguir en esta profesión”, contó.

Desde el 15 de noviembre, este ‘amarillo’ vistió su taxi de Navidad. Algunos adornos ya los tenía en casa, otros los adquirió en el centro de la ciudad. En el interior del vehículo lleva el pesebre, con un alumbrado único. /FOTO: JULIANA PEÑA.


Algunos bumangueses han quedado tan impresionados por los adornos de este taxista que han decidido subir fotografías del vehículo a las redes sociales y otros, hacerle un video al conductor.

Una fecha especial
La motivación de este taxista para realizar esta decoración ha sido recuperar estas festividades que, según él, se han perdido con el tiempo.


“Son pocos los taxistas que adornan sus carros. De hecho, las personas me han dicho que yo soy el único que tiene el carro así”, afirmó.


Por otro lado, para Nill, las personas han dejado ese espíritu navideño que las hacía felices, por lo que su carro es una manera de contagiarlos de esa alegría y generar una sonrisa en el pasajero.


Además de esta noble intención, este taxista es un fanático de estas fechas. Desde su niñez valoró el esfuerzo de sus padres por decorar la casita. “En esa época, el arbolito de Navidad era un ‘chamizo’, al que uno le ponía pepitas y otras figuritas. En mi familia siempre decoramos nuestro humilde hogar y esos recuerdos siempre se quedarán en mí”, explicó con nostalgia.

Un ‘amarillo’, orgulloso de su profesión
Nill Ramírez lleva 22 años siendo taxista. Y aunque no tiene su propio carrito, destaca que algunos propietarios son buenas personas que le permiten al conductor crecer.
“La idea es comprar mi propio taxi, y es un sueño que tengo, pero agradezco a las personas que me han dado la posibilidad de trabajar”.


Lo más importante para Ramírez es el buen servicio, la amabilidad y entender al pasajero. “En esta profesión uno se convierte en el psicólogo, dando consejos a las personas que se suben y tienen sus problemas cotidianos como todos, pero uno como buen ser humano debe ayudar”, concluyó.

Bucaramanga es una buena ‘plaza’ para el taxi

Nill Ramírez dice que no cambiaría a Bucaramanga por ninguna ciudad. Para él, la capital santandereana es un buen sitio para ser taxista, sobre todo, por la calidad de las personas. “Los santandereanos somos buenas personas y tratamos a todos, de una manera amable”, afirmó.


Aunque reconoce que la ciudad últimamente tiene grandes problemas de movilidad, para este ‘amarillo’ lo importante es que los dirigentes tomen decisiones inteligentes que permitan la descongestión de los principales sectores. Y, lo más importante, es que el gremio de taxistas también permanezca unido para velar por los derechos de los conductores del servicio público. “Debemos trabajar unidos por la ciudad”, resaltó.

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