El hombre sorprendió al ladrón cuando estaba intentando robar las pertenencias de un carro. En ese momento es que decide salir con un machete para ahuyentar al sujeto.
Pero no lo espantó sino que, por el contrario, lo atrapó y lo obligó a arrodillarse frente a la cámara para que mostrara su cara y fuera identificado.
La particular filmación muestra a dos mujeres testigos de la escena, quienes también le hablan al supuesto ladrón.
Al final, el ladrón parece pedirles perdón a todos y, cuando se va, se pone la mano en el corazón y se dirige a una de las mujeres que le había hablado en la escena.