Una mujer de 74 años salvó a su perro de morir devorado por un caimán arrojándose con todo su peso sobre el reptil de más de 1,80 metros de largo en un lago del sur de Florida (EE.UU.), informaron hoy medios locales.
El diario The Palm Beach Post habló con Suzan Marciano de la experiencia traumática vivida en el parque Burt Aaronson, al oeste de Boca Ratón (Florida), de la que salió con una dentellada de caimán en una mano, pero con su perro golden retriever vivo y coleando.
“Me arrojé sobre el caimán con todo mi peso”, dijo Marciano, a quien no se le ocurrió nada mejor para salvar a Nalu.
La mujer estaba paseando con su perro por ese parque y lanzándole de vez en cuando un palo para que se lo trajera de vuelta, cuando Nalu se metió al lago.
Las aguas estaban claras y todo parecía tranquilo hasta que Marciano vio una sombra avanzando hacia Nalu y el corazón se le encogió, según contó al diario digital.
Cuando Marciano le cayó encina, el caimán soltó al perro, al que tenía atrapado entre sus fauces, y entonces la mordió a ella en mitad de la palma de una mano.
El perro fue operado, pues el caimán le había clavado los dientes profundamente, y su dueña tuvo que recibir puntos de sutura por las dentelladas del caimán, pero ambos salvaron la vida.
Las heridas sanaron pero Marciano y su perro tardaron en recuperar la normalidad. Nalu estaba más tranquilo y cansado que de costumbre y no quería alejarse de la casa, y Suzan se ponía a llorar repentinamente y sin motivo aparente.
No podía quitarse de la mente aquellos dos ojos sombríos mirándola, dijo al diario The Palm Beach Post, quien estuvo semanas sin visitar el lugar del ataque, ocurrido a finales de agosto pasado.
Uno de los casos más dramáticos ocurrió en 2016 en un hotel del parque Walt Disney World de Orlando (centro de Florida ), donde un niño de dos años, Lane Thomas fue arrastrado hasta el agua por un caimán cuando se encontraba con su familia a orillas de un lago artificial.
Según Outforia, un medio digital sobre aventuras en la naturaleza, los caimanes están en el quinto puesto de la clasificación de animales salvajes que más muertes humanas han causado en EE.UU. en los últimos 50 años, por detrás de los osos pardos, los tiburones, las serpientes y los osos negros.