Javier Milei, nuevo presidente de Argentina, no está en boca de tantos solo por sus posturas políticas. Su vida personal, tan excéntrica como ha querido que parezca en medios de comunicación, ha puesto la mirada de cientos en el país suramericano. Ha llamado bastante la atención que trate a sus cuatro perros como niños, y que estos sean clones de su primer perro Conan, a quien llamó de esa forma en referencia a la película “Conan el Bárbaro”, un mastín inglés que falleció a finales de 2017.
A los cuatro caninos les puso el nombre de Murray, Milton, Robert y Lucas, los nombres de sus economistas favoritos, a quienes define como sus “nietos”, ya que serían “hijos” de su primera mascota, a quien le dedicó su triunfo a la presidencia de Argentina.
El economista, de 53 años, pagó $500.000 dólares a la empresa estadounidense PerPETuate, para clonar a su perro original, a quien adoptó en 2004, y desde entonces fue su único apoyo en los momentos más difíciles de su vida, junto a su hermana Karina Milei.
Según informó en su momento el diario El Clarín, esta organización se dedica a la preservación genética de mascotas de todo el mundo desde 1998 y tiene su sede en Massachusetts, Estados Unidos; y el laboratorio cobraría por el proceso de preservación de células un valor de $1.200 dólares, y por el de clonación poco más de $50.000 dólares.
Milei entonces, después de que falleciera su perro, compartió con el laboratorio algunas de las células de Conan y así consiguió no solo uno, sino cuatro réplicas de él.
Una decisión que ha sido bastante criticada por sus opositores, entre esos Sergio Massa, quien precisamente le reprochó en varias ocasiones, que se refiriera a sus mascotas como niños durante los discursos. Sin embargo, Milei siempre ha mostrado un inmenso amor por los perros.
¿Cómo los clonó?
Para adelantar este tipo de proceso genético, según explicó Raymond Page, dueño de PerPETuate, para Anfibia Pódcast, “lo que hacemos es tomar una muestra de tejido, por lo general, un trozo de piel muy pequeño”, y con la información que este contiene dan vida a un nuevo ser.
A Milei le fueron entregados los cuatro charros en 2018 y para marzo de 2019, a solo un mes de cumplir un año, los cuatro caninos, señaló Page, ya habían alcanzado su mayor punto de crecimiento, entre 70 y 90 centímetros de altura y entre 70 y 100 kilos de peso.
Los famosos los prefieren clones
La clonación de animales es una realidad. Un negocio que va en aumento. De hecho, Milei no es la única personalidad reconocida que recurrió a esa técnica para “perpetuar” la existencia de sus mascotas.
En 2018, por ejemplo, Barba Streisand reconoció haber clonado a su antigua mascota, Samantha. Pagó para que nacieran dos cachorros idénticos a ella, a partir de las células que se encontraban el estómago y la boca de la perra.
También lo hizo el magnate de la música Simon Cowell. En algún momento reveló para algunos medios internacionales, que mandó a clonar a sus tres Yorkshire terriers.
La primera clonación de un perro se produjo en 2005. Se trató de Tai, un perro afgano criollo, clonado en los laboratorios de la Universidad Nacional de Seúl, a través de la inserción de las células del canino en los óvulos de una donante hembra, después de extraer el núcleo original de las mismas e implantarlo en el útero. Procedimiento que resultó completamente exitoso hace 15 años.
Los traumas de Milei
El presidente electo alguna vez narró, para un medio nacional, el día que casi pierde a Conan durante un incendio. Ese día, dada la gravedad de la situación, tenía que elegir entre si salvar su vida o la del mastín.
Algunas personas que se encontraban en el lugar le pedían que dejara el perro y salvara su vida. Pero no quiso hacer caso, y más bien decidió hablar con su perro. Se agachó hasta donde estaba su mascota y le dijo: “Mira, Conan, la situación es compleja, o nos salvamos los dos o nos morimos los dos. No te voy a dejar”, relató Milei.
Después de que terminó de hablar, aseguró el economista, el perro “misteriosamente” se le pegó a la pierna y bajó con él las escaleras, hasta conseguir escapar juntos de la casa que se incendiaba. Quería vivir.