Los residentes de la vereda La Cañada, en Ocamonte, Santander, quedaron estupefactos la noche del lunes, cuando vieron que se llevaban al muerto y al asesino en una patrulla.
No comprendían cómo se había suscitado aquel fatídico desenlace entre esos familiares.
¿Qué ocurrió?
Nadie sabe tampoco qué rencilla habría provocado que “El Caleño” y Arturo resolvieran sus diferencias agrediéndose de manera tan violenta, sangrienta.
Hay versiones que indican que Arturo era quien portaba el cuchillo. En el forcejeo y los golpes, le causó varias heridas a su sobrino, quien luego lo desarmó y en un acto de defensa lo acuchilló en el rostro, cuello, brazos y hombros, ocasionándole la muerte inmediata.
Sin embargo, allegados y conocidos se niegan a aceptar que haya sido así. Alegan que el adulto mayor nunca se mostró como alguien que actuara de forma hostil.
“Quienes lo conocíamos sabemos que el no era agresivo, era un buen señor, además enfermo, no tenía la fuerza para defenderse, todos saben los arranques que tiene “El Caleño”, dijo una allegada.
“Ese man tenía vicios, era problemático, robaba, hacía de todo”, dijo un conocido.
Arturo Ríos toda su vida la dedicó al campo. Era un campesino reconocido en Ocamonte.
