Quienes asesinaron a Orlando Mosquera Alfonso, alias ‘Peleto’, no dejaron duda de que iban por él. Se ensañaron, porque cada disparo fue letal: la cabeza, el tórax y otras partes del cuerpo. Solo un milagro lo salvaría.
El ataque a sangre fría ocurrió en un taller de la carrera 9 con calle 44 del barrio Alfonso López de Bucaramanga, hacia las 7:20 de la noche del lunes, delante de los mecánicos, vendedores de minutos, transeúntes, el tráfico… Y aunque había muchas personas, pocos se atrevieron a auxiliarlo de inmediato.
Solo después de que cesó el tiroteo hicieron un tardío esfuerzo por tratar de mantenerlo con vida. Nada valió.
Ayer el taller donde ocurrió el atentado, abrió. Todos laboraban con normalidad.
Lavaron la entrada, pero sobre la vía quedó la evidencia del crimen que hoy enluta a la familia Mosquera Alfonso.
La moto que reparaba Orlando en el taller “Preventy Motos”, seguía en la entrada del negocio a la espera de que algunos de sus hermanos la reclamara.
Hasta la vendedora de minutos que se ubica a unos cuantos pasos del lugar, retomó su jornada pese a las imágenes fuertes que conservaba en su mente. Ella estaba aún allí, a pesar de la hora, la oscuridad cuando sucedió el asesinato.
El cruel ataque
Orlando llevaba varias horas en su taller de confianza ajustando una de sus ‘naves’, una Yamaha RX115 de placa FJI-73A, cuando fue sorprendido por la muerte. Dos sujetos se acercaron de forma sigilosa y le dispararon en repetidas ocasiones.
Quizá le estarían haciendo ‘cacería’ desde hacía tiempo, hasta que encontraron el momento perfecto para atacarlo.
‘Peleto’ no pudo siquiera reaccionar. Alcanzó a dar dos pasos hasta la carretera y de desplomó. Aún consciente se sentó y se tocó ya juagado en sangre y volvió a caer.
Los mecánicos fueron quienes trataron de buscar ayuda para trasladarlo al Hospital Universitario de Santander, HUS.
Desesperados de ver que ningún carro los llevaba, a la fuerza tuvieron que detener a un taxi. Hasta la lavada tuvieron que pagarle, porque quedó manchado de dolor. El costo era poco comparado con la vida de ‘Peleto’, a quien de manera literal subieron exánime al puesto trasero del vehículo.
Por la mañana nadie recordaba cuántos tiros habían escuchado, cuántos le propinaron, pero algunos aseguran que fueron casi 15 casquillos los que encontraron las autoridades.
Adiós al hombre alegre
‘Peleto’, quien vivía en el barrio Manuela Beltrán, sector sur de Provenza, era comerciante independiente, al parecer, vendía ropa a crédito. Era amante de la velocidad y tenía dos motos para participar en piques con sus amigos.
Los recordarán como una persona alegre, que no pasaba inadvertida, todos congeniaban con él, pues se caracterizaba por su buen sentido del humor. Hincha fiel del Inter de Milán.
“Era espontáneo, trabajador. Nunca estaba triste se la pasaba vacilando. No se metía con nadie, era mera risa y cogíamos de parche al que fuera”, manifestaron sus conocidos.
Aún así, tenía anotaciones por inasistencia alimentaria y por la rama judicial le figura una condena por porte ilegal de armas de fuego del año 2009 y salió en marzo de 2012. Su atentado podría estar relacionado con el negocio de las drogas; sin embargo, las autoridades serán las encargadas de establecer los móviles.
No hubo pruebas
Orlando estuvo vinculado en el caso Pirineos de 2017, no fue capturado por falta de pruebas. En esta investigación fueron detenidas 18 personas relacionadas con expendios de estupefacientes en siete barrios de Bucaramanga
