A las 9:00 de la mañana del martes, unos sujetos sospechosos llegaron a las instalaciones de la sede de la Unidad Santandereana de Transportes Urbanos, Unitransa, ubicada en la calle 10 #44-18, cerca al Parque Romero.
A los apuros preguntaron si allí quedaban las oficinas de Unitransa y luego de confirmar-o hacer que confirmaban-, dejaron dos grandes ramos de flores blancas que por lo general, son las que se ofrecen en los rituales fúnebres de una persona fallecida.
Cada uno de los arreglos florales tenía una tarjeta con los dos destinatarios: “Para Carlos Díaz y para Juan Badillo”.
No contenían ningún mensaje, pero para los trabajadores de Unitransa fue más que contundente.
“Empezaron las amenazas a los líderes de sindicato. ¿Por parte de quién?, no sabemos. Llegaron aquí y preguntaron dónde quedaba Unitransa y los dejaron”, dice Luis José Córdoba, un conductor de Unitransa mientras graba un video desde su celular mostrando los dos ramos fúnebres.
Córdoba, de 55 años y quien lleva la mitad de su vida trabajando como conductor, manifestó que es la primera vez que el gremio atraviesa una situación tan crítica.
“Nos quieren llenar de miedo, buscan amedrentar la protesta social de los trabajadores para que se vea reducida”, afirmó.
Sacaron el ataúd y recibieron las coronas fúnebres
En septiembre del año pasado, conductores y trabajadores de Unitransa realizaron una singular protesta afuera de las oficinas de la entidad.
Con un ataúd simbólico, exigieron el pago de los salarios que llevaban meses de retraso.
Carlos Alberto Díaz, jefe del Sindicato Nacional de Trabajadores, fue uno de los líderes sindicales que apoyó las distintas manifestaciones que realizaron los conductores para exigir más respaldo y la remuneración de su oficio. Por su parte, Juan de Dios Badillo, presidente del Sindicato de Unimotos -el otro destinatario de escabrosa entrega-, también ha sido uno de los voceros de las peticiones de los conductores de buses urbanos.
La situación sigue igual para los conductores. Alegan que siguen acumulando meses sin recibir sus respectivos sueldos, lo que llevó a que nuevamente tuvieran que protestar. En enero de este año suspendieron el servicio de 174 buses de diferentes rutas que cubrían Bucaramanga y el área como una acción de paro.
“Llevamos nueve meses sin salario, siete meses sin seguridad social, cesantías, primas ni dotaciones. El problema de la empresa es que no hay flujo de caja, los accionistas no pagan sus administraciones, quieren sacarle todo el producido a los buses sin pagarles las prestaciones a los trabajadores”, dijo Luis José Córdoba.
Van varios meses de protestas, paros y marchas de Unitransa. Los conductores de los buses tienen jornadas que superan las 12 horas de trabajo, no están recibiendo los pagos de sus salarios ni cubren las garantías de su salud y su pensión. Quieren que ‘florezca’ el miedo pero los representantes del sindicato aseguraron que eso no los silenciará.
