Everson Sánchez Aparicio, de 30 años, es la segunda víctima fatal que dejó el atentado ocurrido el pasado 23 de febrero en la jurisdicción de Pinchote, entre San Gil y El Socorro, luego de revisar un artefacto explosivo abandonado sobre la vía.
Los trabajadores del Invías, mientras realizaban labores de mantenimiento y macaneo en el eje vial, se vieron afectados por la detonación de la ‘caja bomba’.
Sánchez fue remitido al Hospital Universitario de Santander, donde permaneció 12 días en la Unidad de Cuidados Intensivos y en el pabellón de quemados.
César Fernando Díaz fue el primero en fallecer, quien también resultó gravemente herido y fue atendido en el mismo centro asistencial, fue el primero en fallecer.
Carlos Ibarra, subgerente Médico del HUS, dio a conocer que los dos obreros “registraron quemaduras en la superficie corporal, uno de ellos tuvo quemaduras en la vía aérea y contusiones pulmonares por la onda explosiva”.
César Díaz llevaba más de un año trabajando como obrero en Invías. Su amigo Everson Sánchez Aparicio fue quien le ayudó a conseguir la ‘chambita’. Pero ambos perdieron la vida debido al ataque terrorista.
Dos trabajadores más resultaron heridos ese miércoles 23 de febrero y fueron trasladados al Hospital Internacional de Colombia, HIC, allí fuentes informaron que, “uno de ellos se encontraba consciente y quemaduras de segundo grado en el 11% de la superficie corporal y una herida en la rodilla. El otro tuvo un pronóstico reservado”, aseguró Javier Villamizar, secretario de Salud de Santander.
Las cinco personas que también resultaron afectadas tras la explosión fueron atendidas en la Clínica Santa Cruz de La Loma en el municipio de San Gil y fueron dados de alta en el transcurso de ese día.
La Gobernación de Santander aprobó una recompensa de hasta $50 millones a quien suministre información para dar con los responsables de el hecho.