‘Caliche’, como lo llamaban en confianza, pretendía regresar a casa en el barrio La Cumbre luego una jornada laboral en la empresa Mac Pollo, el lunes a las 10:40 p.m.
Había abordado su Yamaha DT de placa GLA-46A, sin sospechar que su máquina sería la ‘tentación’ para que asesinos le robaran la vida.
Un amigo motorizado lo acompañaba en su ruta, pero al parecer se adelantó varios metros mientras Ruiz Jaimes desaceleró para echarse la bendición frente a los Jardines de Tierra Santa. Fue la última vez que lo hizo.
Cuando retomó camino y entraba a la glorieta de Makro, de la nada dos desconocidos lo alcanzaron veloces en una Auteco 125 con placas LNJ-98F, para atacarlo sin pronunciar palabra.
Una bala habría entrado por su costado, cruzando entre las costillas y tumbándolo al asfalto en segundos.
Lo vieron caer y entre su casco se notaban respiraciones agónicas, pero los delincuentes no repararon en eso y como si nada hurtaron la moto de ‘Caliche’, escapando hacia Girón.
No pudieron salvarlo.
Su amigo alcanzó a percatarse del crimen. Angustiado observó a la víctima en el suelo, con su vida escapándose por la herida y empezó a gritar por ayuda, pero parecía imposible conseguirla.
Luego de algunos minutos, varios ciudadanos se acercaron, llegó la Policía y finalmente los paramédicos hicieron su arribo para tomar los signos vitales y subir a la ambulancia aquel cuerpo pálido y sin sentido.
El rumbo estaba marcado hacia la Clínica Foscal, no estaban lejos y no había mucho tráfico, pero todo fue inútil, nada detuvo la muerte de ‘Caliche’.
‘Les pisaron los talones’
Al mismo tiempo, un taxista captó la huida de los homicidas, persiguiéndolos hasta el sector de las bodegas de San Jorge, donde se saltaron el separador central.
El indicio fue útil para los policías, que en la agitada persecución les siguieron el rastro por la vía nueva del barrio Villamil y luego hacia el barrio Valle de los Caballeros.
Pero ahí los fugitivos encontraron una zona llena de maleza y oscuridad, en la que escondieron las evidencias.
En una especie de barranco dejaron ambas motocicletas y los cascos para escabullirse a pie.
Aunque no se pudo capturar a los asesinos, se encontraron las máquinas y otras pistas, a las cuales los profesionales de la Sijin les realizaron exploración dactiloscópica en busca de huellas. Sin embargo, nada le devolverá a ‘Caliche’ lo más valioso: su existencia.