“Él se estaba quedando dormido y yo le estaba hablando”, le susurró Enaidis Naileth Martínez Martínez a los paramédicos que la atendían para darles una posible explicación de cómo se habían accidentado en moto con su esposo Eduardo Romero Cruz, en la madrugada de este miércoles.
A un costado del kilómetro 8 más 800 metros en la ruta entre Lisboa y San Vicente de Chucurí, Santander, su amado permanecía tendido bocarriba sobre una especie de cuneta (húmeda por las lluvias recientes), con manchas de sangre en el rostro y sin responder a ningún estímulo.
Casi que a sus pies reposaba el vehículo negro de dos ruedas marca Suzuki DR150 y con placa RNM-31, que registraba apenas daños menores; sin embargo, Eduardo, quien iba manejando, llevó la peor parte en lo que habría sido un microsueño pasada la medianoche.
En el momento en que los paramédicos de AMG inspeccionaron su cuerpo, en ese oscuro lugar en jurisdicción de la vereda La Parroquia perteneciente a Girón, el motociclista ya no contaba con signos vitales debido a un trauma craneoencefálico severo con herida abierta y un hematoma en el ojo izquierdo.
Según parece, horas antes Romero Cruz había salió de su trabajo como injertador de cacao en San Vicente para ir hacia Bucaramanga a recoger a Enaidis Naileth y traerla de regreso a casa.
Pero el cansancio que había acumulado durante el día le jugó en contra mientras el hombre llevaba rumbo de nuevo hacia la ‘Capital Cacaotera’ y más de una vez habría zigzagueado.
Aunque su compañera al parecer le insistió en varias ocasiones que parara para tomar un descanso, él habría considerado que no faltaba mucho para llegar y prefirió continuar; hasta que en un momento se salió del camino… y de la vida.
