El Puerto Petrolero lo acogió hace muchos años en su soledad, sin esposa y sin hijos. Solo tenía a dos de sus hermanos a quienes visitaba de manera ocasional.
Jairo vivía solo en el barrio Las Granjas, se ‘rebuscaba’ el sustento trabajando como ayudante de construcción o en lo que le saliera.
Lo conocían y lo estimaban por su amabilidad, lo recuerdan como “el señor de la mochila que saludaba a todo mundo”.
No se sabía que sufriera alguna enfermedad, sus allegados y conocidos se consternaron al enterarse que lo hallaron sin vida en el barrio Los Pinos, en la comuna cuatro.
Alonso estaba cuidando una vivienda desde el fin de semana y el miércoles en la noche cuando llegaron los dueños del inmueble lo encontraron sin signos vitales.
Agentes de la Sijin acudieron a realizar el levantamiento pero el cuerpo estaba en alto estado de descomposición y fue llevado a Bucaramanga para que expertos forenses establezcan de qué murió.
“Tenía programada una cirugía del balón gástrico y todos los exámenes que le hicieron estaban bien. Lo único es que hace un tiempo sufrió un accidente laboral y tenía molestias en una rodilla””, contó Jesús Campos, un hermano de Jairo.