El sábado en la noche ‘Vagueno’ -como le decían-, estaba en la calle 105 con carrera 31 en el barrio Diamante I de Bucaramanga.
Llenos de ira, varios motorizados le reclamaron al conductor de una camioneta por atravesarse en el andén, ese fue el motivo por el cual Herrera Olarte decidió intervenir, les habría dicho: “…¿es que no caben por un lado sin poner problemas”.
Sus palabras fueron interpretadas como un insulto por aquellos sujetos.
“Se le acercaron y le dijeron que les mirara bien el rostro, porque volverían para matarlo”.
Pero ‘Vagueno’ no lo tomó como una intimidación, les prestó poca atención y permaneció allí. Pero aquellos hombres sí volvieron.
Volvieron para matarlo
Un video de cámaras de seguridad capta el momento en que reaparecen en la zona.
Conducen despacio, ven que Juan Sebastián está alrededor de varias personas. Tienen que acercarse un poco más, lo suficiente para que el parrillero saque el arma y le dispare.
Le propinaron un tiro en el brazo izquierdo, la bala entró por la axila y quedó incrustada entre sus costillas.
Los sicarios huyeron. ‘Vagueno’ dio unos pasos y cayó.
Las personas de la camioneta por las que medió Herrera fueron quienes lo auxiliaron, lo llevaron a la Foscal pero aunque intentaron llegar a tiempo, las pocas fuerzas que le quedaban a ‘Vagueno’ se acabaron. Llegó a urgencias sin signos vitales.
En el lugar los vecinos no se quedaron quietos. Fueron hasta la calle 105 con carrera 32, ubicaron una motocicleta DT 125, de placa GIV 79A que sería de algunos familiares de los agresores. No dudaron en prenderla hasta que quedó hecha cenizas.
“Tenía un temperamento fuerte pero era tranquilo”, comentó una allegada de Juan Sebastián.
Ni sus familiares ni sus ‘parceros’ entienden cómo una discordia sin sentido le costó la vida.
‘Vagueno’ era hincha fiel del Atlético Bucaramanga. Tenía sueños por cumplir, estudiaba criminalística pero tuvo que interrumpir y dedicarse a trabajar, “se le medía a lo que fuera”.
Primero fue soldador y actualmente trabajaba en una vidriería.