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Niño de 12 años falleció en accidente de tránsito en El Carmen de Chucurí

El pequeño luchador quedará en la memoria de todos sus conocidos, porque se caracterizaba por su personalidad arrolladora, se esforzaba por estudiar y alcanzar sus sueños.

Los familiares de un pequeño de 12 años que murió en un accidente de tránsito, se encontraban desconsolados adelantando las diligencias para reclamar su cuerpo en Medicina Legal de Bucaramanga, pero además urgen ayuda para los costos fúnebres.
Ocurrió en zona rural de El Carmen del Chucurí. El menor iba en la carrocería de una camioneta de estacas cargada y al llegar a la vereda La Fortuna, sector San Carlos, el vehículo se quedó sin fuerza y se descolgó. El conductor hizo todo lo posible por mantenerlo firme, pero se fue hacia un barranco y se volcó.
El niño quedó aprisionado, su corta vida se esfumó en ese mismo instante.
El pequeño luchador quedará en la memoria de todos sus conocidos, porque se caracterizaba por su personalidad arrolladora, se esforzaba por estudiar y alcanzar sus sueños.
“Le colaboraba a un vecino con la carga, estaba muy entusiasmado porque el señor le ayudaba a tener datos para las tareas del colegio así como otros recursos. El día anterior se comunicó con su profesora para decirle que le enviaría todas las tareas.
“Era un ángel, representante de su grado, líder, le ayudaba a la mamá, madre soltera de escasos recursos” ,manifestaron sus conocidos, sumidos en una gran tristeza.

Se fue un ángel
Residía en el corregimiento El Centenario, con su progenitora y sus dos hermanitas de 7 y 9 años. Eran su adoración, las protegía al máximo.
Soñaba con prepararse, ser un profesional, trabajar y obtener dinero para aportar en su casa.
“Era estudioso, muy disciplinado. Le gustaba compartir con los demás compañeros. Como su madre es de escasos recursos, siempre quería ayudarla”, asegura Nancy Cordero, profesora del Instituto El Corregimiento donde estudiaba el menor, recordando además que la mayor pasión del infante era el deporte.
El cuerpo sería llevado hoy a El Carmen del Chucurí, donde los espera el personal de la institución educativa, su familia y la comunidad, que lo estimaba mucho.
“Todo el mundo lo quería, era colaborador, ayudaba con los mandados. Los profesores cuidaban de que por su liderazgo no fuese presa de grupos de delincuentes o que se fuera por mal camino, iba sólo a una iglesia con su mejor amiguito porque quería ayudar a la familia”. Pero se fue y ahora esa bondad urge retribución.

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