La tranquilidad de la vereda Santa Bárbara en Landázuri se vio interrumpida por los gritos de auxilio de una madre. “Ayuda, por favor, mi hija se me muere”.
A las 3:00 de la mañana del 26 de octubre, vecinos del kilómetro 1 ayudaron a la mujer, informando a las autoridades sobre el estruendo del único disparo que los alertó segundos antes de los gritos de Carolina Pineda Castrillón, la mamá de la menor de edad.
La niña de 16 años de edad tenía un impacto de bala en el rostro. En su traslado al Hospital Integrado de Landázuri, su mamá tenía la ilusión de que se salvara. En el recorrido desde el sector rural hacia el casco urbano, la niña perdía fuerzas. Minutos después de llegar al centro asistencial, murió.
Los médicos argumentaron que el proyectil habría afectado gravemente su cabeza. Entre los sollozos por la prematura muerte de su hija, Carolina Pineda, de 30 años, alcanzó a confesarles a las autoridades que el padrastro de la menor era el presunto responsable de su asesinato. Añadió que la noche anterior habían sostenido una grave discusión.
Un residente del sector le contó a Vanguardia que el presunto asesino, que vivía en la misma casa con la mañana y la menor, había llegado sobre las 2:40 a.m., borracho. “Él estaba obsesionado con la niña. No quería que se mudara a Bogotá. No se sabe qué ocurrió, si hubo un forcejeo, pero al rato de la algarabía del señor, se escuchó el disparo”, dijo.
Versiones preliminares dan cuenta que existía una relación violenta entre la madre de la menor y el señalado asesino. Testigos afirmaron que, al parecer, el padrastro había abusado sexualmente de la niña, y que ella había decidido contarle a sus vecinos y familiares.
Sin embargo, esta versión no ha sido corroborada por las autoridades. El dictamen de Medicina Legal determinará si hubo un abuso sexual en contra de la menor.
La inspección técnica del cuerpo de la niña la realizó el CTI de la Fiscalía Seccional de Cimitarra, Santander.
Según datos obtenidos por Vanguardia, la menor y su madre no eran oriundas de Landázuri, ni de Santander. La niña era natural de Teorama, Norte de Santander; mientras que Carolina Pineda había nacido en Zaragoza, Antioquia.
La Policía de Santander no se ha pronunciado, de manera oficial, frente a este hecho. Lo cierto es que el señalado agresor se fugó. Una circular de búsqueda ha sido divulgada, de manera no oficial, por las autoridades con el fin de dar con su paradero.