En el mensaje publicado en la cuenta de X del Ministerio de Defensa se expresó el rechazo por el crimen del subintendente Andersson Alberto Hernández Villar, de 38 años de edad, que estaba adscrito a la Policía Metropolitana de Bucaramanga y cuyo secuestro ocurrió el pasado 18 de mayo en Norte de Santander, mientras estaba de vacaciones.
“Al proceder canalla y cobarde de los asesinos de policías, responderemos siempre con nuestras capacidades de investigación criminal e inteligencia policial para hacerlos responder ante la justicia”, se lee en la cuenta de X.
Dentro de los nuevos detalles sobre el asesinato del uniformado, se conoció que el cuerpo fue encontrado en la vereda Los Almendros, en el municipio de Arauquita, Arauca, con varios impactos de proyectil de arma de fuego. En esa zona de Colombia delinque el Eln y las disidencias de las Farc.
El uniformado llevaba más de 20 años de servicio a la Policía Nacional y actualmente venía prestando sus servicios en el CAI del barrio Mutis. Era padre de dos menores de 9 y 11 años de edad.
Mariela Villar, madre del subintendente, había manifestado previamente a Q’hubo que su hijo “estaba en San Gil, Santander, visitándome, disfrutando de las vacaciones. El día de los hechos se fue Cúcuta y después a Venezuela a visitar al papá”.
Anderson Alberto se desplazó en una motocicleta de su propiedad junto con su pareja, una ciudadana venezolana. Había quedado de encontrarse con su padre en el sector de La Parada, del municipio de Villa del Rosario, Norte de Santander y de allí trasladarse al estado fronterizo de Táchira.
En hechos que son investigados, la pareja fue interceptada por sujetos armados que procedieron a llevarse al agente.
“Lo que le indicó la novia al papá del policía, fue que lo subieron a un camión con la motocicleta, dejándola ir a ella para que informara de lo sucedido”, se lee en un informe de la Policía que conoció esta redacción.
De manera inicial la situación no fue denunciada, hasta que la madre de Anderson Alberto lo puso en conocimiento de las autoridades en San Gil, el pasado 28 de mayo.
Desde entonces se adelantó la búsqueda que terminó con el hallazgo del cuerpo sin vida.
Como característica especial, el uniformado tenía el escudo de la Policía Nacional en uno de sus brazos.
